Por montes y collados,
por valles y agrestes corales
no volvió a oírse quedo,
en desbocadas tormentas,
su clamor correr en llantos
de monásticas voces astrales
entre las grietas fractales
de los cristalinos mantos
deseo puro
en volcanes
de ira
sólo viento de altas cumbres
danzaba sus vaivenes elementales,
solitario en sus costumbres,
al lomo de atónitos roquedales;
solo tu voz dudaba en las filosas crestas
y pronunciaba mi nombre aciago
fracturado en esquirlas de fusas eternas,
regado en
espermas de oro
por vitales
venas fructíferas,
arrojado en azarosas ternas
compaginaba con mapa undívago
do nacían y nacían de cepas maternas,
allá entre aguacero mago
se vislumbraban promesas avernas
fabulosos huevos en azules vagos.
tu voz tejía jardines y palacios
nidos frescos de canciones agoreras
y penetraba mis profundas cavernas
un son tranquilo de múltiples arpegios
que atravesaba la piel con las dichas más tiernas
trás el dios
que falta en todas las sendas.
tu voz tejía jardines y palacios
nidos frescos de canciones agoreras
y penetraba mis profundas cavernas
un son tranquilo de múltiples arpegios
que atravesaba la piel con las dichas más tiernas
trás el dios
que falta en todas las sendas.