miércoles, 30 de septiembre de 2020

Ámor perdido en rincón de alma



Rugía por el dual imposible.

Rugía en rayos sordos sin tormenta.

Escarcha de pétalos en cielo de sueños.

Le ungían con grasa de pájaro 

para errar y flotar ingrávido

entre el polvo de oscuro tiempo

y burlar los severos años,


abrazar y besar las sutiles horas

convertidas en suave piel de hembra

matizada en fugaces gotas de milagro.

Debía atravesar impávido

los celestiales bosques de cerezos

siempre a distancia de erguida fibra

tras el errar de vagabundas esporas 


Cruel es la Vida,

proclamaba la pétrea esfinge,

pero nada sería de ella sin amor.

Y nada sería del amor sin dolor.

Un sólo viacrucis de desengaños,

una sola migraña de meninge,

sartal de vacíos y suerte perdida.


Solo así florece la esperanza

de frescos cogollos en verde ardor

en medio del áspero desierto

donde los oasis hacían su danza

y el silencio celebraba su concierto:

nos prometía huertos en fruto y flor,

de las lágrimas hacía manantiales


y al cielo llevaba por sexo y túneles, 

a oscuros huecos y radiantes galaxias

presos de lleno en la deriva universal,

la loca búsqueda de ataraxias:

mientras más eterna era su felicidad 

más crecían los abismos de distancia

navegados por incógnitos ángeles.


José Guillermo Molina Vélez

Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes

Septiembre 30 de 2020

domingo, 20 de septiembre de 2020

Jardín rosado



De pronto estaba en la gentil puerta

de oasis en rosa de la dicha

donde habita la gran felicidad

del instante sin duración precisa

que cuida rosas y margaritas

burlando los celos de la noche

y cifrando las claves del sueño


Pero solo escuché ecos sordos,

cerca o lejos del duro corazón,

atlético músculo y gran portal 

del éxtasis do mora la emoción

en medio de armónico silencio

y selváticos tambores.

Bañado en el perfume del rosal


mutaba presto a alegrías y temores.

Asustadizo e inestable,

sufría ligeros cambios de ritmo

con abrazos y traiciones.

Variaba a la velocidad de la luz

como sombras y brillos 

en día de sol y fugaces nieblas 


No sabía cuánto más con su cruz

cuándo cesarían sus latidos

y sólo viviría el silencio "in nihilo"

con el viejo sabor de su jardín

cuando lo tuvo cerca y estuvo "ad portas":

con un instante ya había infinitos, 

un beso suyo para ser su comodín.


Mundo loco, qué será?

será la esfera? el huevo? el cardio?

Ante el cielo en absoluto viento  

de ajenos astros y meteoros?

O será nuestro abstruso caosmos,

esa niebla en mente laberinto,

capaz de ecuaciones, inversiones y convulsiones?


Entre fresa y rosa de osada sangre

Entraba y salía de jardín de diosa

Reía y lloraba, cantaba y gritaba 

contra fondo de grillos en bajo continuo

cuyo monoritmo dirigía ingenuo:

solo había un cadáver al fondo del alma

el cadáver del amor para siempre perdido.


José Guillermo Molina Vélez

Medellín , El corazón, Finca Villa Mercedes 

Septiembre 14-21 de 2020

sábado, 12 de septiembre de 2020

Después de la tormenta



Maltrechos mi nave y yo 

yacíamos en paz sobre la arena.

En el sueño del desmayo,

me inundaba una gran felicidad

de haber quedado a salvo 

después de la gran remesón

que me sacó de la antigua vida y pena.


Por delante tenía todo un nuevo camino

una noche llena de estrellas 

inaugurada por la luna nueva.

Una noche amable y bondadosa

después de haber pasado todo ese tiempo

bajo esas crueles muelas de sensual borrasca

que amenazaban triturarme entre rocas de recuerdos.


Ahora era libre como vela nueva

henchida de aire fresco y emociones suaves

con radiante noche por delante

curado de recuerdos y el viejo dolor.

Un nuevo amor me inundaba

sin seducción ni apariencia

un amor místico y filosófico de solo fuerza interior.


cada vez cambiábamos de estrato

nos alejábamos más de lo humano

de cada viaje volvíamos más ingrávidos

más lejos de habituales sentimientos

disueltos los pesados compromisos:

salí de una concha solitaria de caracol

hacia una cuna en plumas de amor;


esa cuna de amor se quemó 

pero la belleza aún brillaba en mi camino.

Por poco que hubiera durado 

era suficiente para que una nueva óptica

iluminara mi mundo y lo poblara con sus risas

sus besos, su silencio y sus caricias:

era suficiente para un futuro iluminado.


Y ahora vuelvo de nuevo a un desierto 

donde toca aprender otra vez

pero la travesía del erial también llevaba a oasis

la trama asocial del ermitaño florecía

quizás crecemos cuando perdemos los padres

o cuando perdemos entrañable amor

trás el llanto se esfuma el corazón


Zarparíamos hacia un nuevo cariño

parco y silencioso

como augusto sueño matutino

partiríamos tan pronto lográramos 

reparaciones afectivas y provisiones

para sueños ligeros

de callada voluptuosidad.


Pero no era tan simple

la angustia atisbaba el horizonte

cual maléfico sol de medianoche

con ese calor de fiebre repentina

esa luz de delirio que matiza el éxtasis

esa dosis de dolor que acompaña al gozo

esas lágrimas de sal que bañan las risas.


Debíamos entrar a esa noche de menguante 

guiados por el lucero matinal

que se alineaba en un celeste marfil

con el cuarto de luna en crema rosa

y abrazar el alba del nuevo confín

con la gracia fresca de la diosa

que nos cure del mortífero veneno


la mañana de virginal rocío

nos daría esa leche simple 

de luz y desprendida transparencia

alejada de todo amor y humana caricia

en la que se alcanzaba gozo completo

más allá de sexos y paraísos

y se poblaba la soledad de genuinas claves


José Guillermo Molina Vélez

Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes

Septiembre 9-12 de 2020


sábado, 5 de septiembre de 2020

Aguja en un pajar




Sin brújula, perdido

Carente de todo objetivo

buscaba  en las secas praderas

entre las desechas cáscaras

donde gemía el viento de los bardos.

Entre el heno de mis recuerdos 

se retuercen en caracol las eras

pero bendita erecta aguja 

con acerada luz vino en mi ayuda 

y su vector navegaba entre nubes

sobre el cosmos llano de mis virtudes

y un raro Norte me llovía duda 


donde solo el corazón 

dictaba sus letras absurdas

sus placeres de molde y líneas de fuerza

traídos de muy lejos al centro del desierto

donde reinaba la más fogosa de las lenguas

la más incógnita de las amantes 

que atracaba mi lote buscando amor

amparada en las sombras que rodeaban mi alma


en nombre de sus henchidos pechos de luna llena

y de sus labios de flor melífera

hechos al calor de místico cariño,

contagiados en la fiebre de extraño virus,

capaces de engullir mis débiles ansias,

capaces de toda la callada plenitud

que de noche y de día en callados arpegios

desplegaba voluptuosa su flor carnívora


esos senos de leche cruda 

virgen amante sin condiciones

me esperaban desde su sede planetaria

me esperaban para perderme sin sosiego.

Eran los dioses amos de terrenal delicia

y me prometían sin mora alguna

llevarme al límite sacro en ordinales cifras 

de dorados atardeceres prescritos por severos magos

capaces de las más firmes erecciones

que hicieran de su sueño eternas pernicias

una vez perdidos por los estragos

los puntos cardinales de sus albricias


ninguna brújula me salvaría:

con su amor llegado al cero, 

mi alma vagaba perdida,

mi hato se había desintegrado

y goterones de dolor postrero

perforarían por doquier al universo

induciendo al inocente cielo

hacia caóticos fuegos artificiales 

capaces de borrar sentido en todo verso

fraguado al hálito de sus besos

condensados en la flor de labios secos

traicionados por las niñas galaxiales


José Guillermo Molina Vélez

Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes

Septiembre 3-5 de 2020

martes, 1 de septiembre de 2020

Pinceladas celestes




Estar tan cerca de evanescente diosa 

que se quiere hablarle en callados besos palpables

y felicitarle por sus divinas pinceladas,

sus montañas milagro

florecidas de luces multicolores

y verdecidas de agua fresca                            


Se escuchan sus mudas y tiernas palabras

mientras brillan los colores 

de sus trazos magistrales

es el puro amor en la soledad absoluta

el silencio cuajado de  música celeste

y levitante beatitud.


Pero debajo de esta gloria y esta paz excelsa

cuántas cosas enredaban mi corazón

partículas oscuras y radiantes

como "te amaré siempre" y "te odiaré por siempre"

se alternaban en mi pecho 

y confundían mi lejana vista

me robaban el juicio y me unían al averno

lejos del tiempo y del espacio.


Este nuevo mundo

solo es nuevo porque hay esperanza

y la esperanza es la clave del amor

así como la seña de una actual privanza

de un atenazante vacío motor

que actúa como ciclón fecundo

en el corazón del tiempo

para producir futuro.


Amor y odio movían la vida 

sus brotes de irisados colores

y sus muertes de chamuscados tonos

generaban las olas en movimiento loco

y lanzaban a los desiertos

las almas solitarias de los cantores


José Guillermo Molina Vélez

Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes

Septiembre 1 de 2020