domingo, 17 de abril de 2016

Aguas cósmicas de mis afectos


Batían sobre mí en callado do menor
picadas olas de colosales afectos,
pobres solitarios afectos infectos
de gladiador en coma oblicua de su honor

Pobre de mí sin vívidas disciplinas;
Tan solo un tallador de alquímicas letras, 
de alma no-común improvisadas vetas
trajinadas en las aguas anodinas;

pobre Pierrot hurgando  crüeles grietas,
la secular malla del mísero señor:
lucían por siempre vivas las caretas
mientras fingían las mentiras del clangor.

Pero la sangre del escrito armónico
Curtía las Vetas de tierras abstractas
Con simples espectros de sello químico
Revelando secretas improntas,
   
subrepticios pasos
del  importuno amante
por las puntas líricas del diamante
las horas-lúcidos‑atajos
de las tibias tardes-ocasos.

Bajo el mágico temblor de las querellas
Sólo quedaban las groseras huellas
Innombrados bocetos vergonzantes
Del asco mundo eternos habitantes.

¡Pobre de mí, saco de hueso
que no conozco mi nombre
ni las claves de venta-acceso
que usa el vertical hombre!

Anticuado Perogrullo
sin práctica ni comercio
con el habitual barullo
que suprime excluso tercio

e impone el sucio tráfico
de números y algoritmos duales
cargando el tiempo tóxico
en contraseñas ritos vanales

ni verdaderos  ni falsos
apenas residuos de auroras,
de cielos en partituras
encallados en crueles cadalsos

tendiendo virtuales trampas
sobre puertas de rocas lógicas
y erodando lisas cerámicas
con aguas de expertas hampas.

Disuelto ya inconsistente mismo
En desaforadas hordas divergentes,
Arrancaba el canto en el abismo,
el creciente ulular de los vivientes.