En la fragancia azul de este valle de San Nicolás
con todo su libérrimo horizonte de finas hierbas
entre los ríos Cauca y Magdalena
vivía el tierno corazón de mi amante niña
rodeada de hermosas flores y orquídeas que robaba por doquier
con su risa traviesa de Madre Tierra
Acogía entre los pétalos de su rosa voraz
las gotas ingenuas de mi amor potente
y me presentaba al sol de su corazón de fuego
donde ardía gozoso con todos los colores de las chispas
y me desbocaba por sus caminos de leyenda
alimentado por sus besos de fresas ardientes
Se borraban tiempos y objetivos
solo persistía nuestro amor salvaje entre los musgos inocentes
y era nuestro desayuno el vino oscuro del sangriento corazón
acompasado entre llantos de profundo gozo
que cavaban un río de agua filosófica imperecedera
en la que remozaban su fragancia todas las criaturas de nuestro valle.