Olas de mundo nuevo y antiguo
rebotaban silentes, sombrías
contra mis muros de cuarzos o basaltos
olas de terribles ángeles en ganzúa
que acabarían ganando
quemando mis gastadas bujías
hundiendo en cósmicos pozos
el orgullo de mis picos altos
tornando en cenizas mis cristales
y en pálida bruma los enlaces de mis huesos
cenizas de antiguos verbos agua
que lavaban al mundo de innata culpa
en seno-madre de universal arena
inocente, inerte e indiferente mar
pecando bajo su radiante espuma
y la aguda crueldad de sus luces púa
cifradas en diamantinas cruces
que en humo disolvían mis metamorfias
logradas a través de largas edades
entre los hornos de la mama magma
pero sin cesar repuntaban entre ruinas
airosos cristales de estructura
dispuestos a enfrentar contra los miedos
mil años más de luchas intestinas
mil años más de amor y de cordura
mil años más de tormentas marinas
en las que se revelaban las furias
tallas cristal en frugales pezones
que llamaban de nuevo a la vida
en perpetuo abrazo de quijotes nuevos
la fresca leche que hacía nuevas flores
el dulce néctar que ungía locos sexos
y en noches de amor lanzaba sus gemidos
estremeciendo metales con ardores
sembrando de sonatas mudos desiertos
hechos al claro cantar de sus sirenas
que hundían en el delirio a los Ulises
donde acunaba el poema sus arpegios
y brotaban colores febriles lienzos
bajo inspirados pinceles cerebrales
que activaban los dedos de los dioses
en fértiles vientres de diosas dormidas
Sin cesar surtían sus fértiles vientres
Telas prístinas de cuerpos milagrosos
Irradiando en poemas vivos
Mentales flores de tiempo al rojo real
Candentes de ternura y autenticidad
Que marcarían el mar de los argivos
Con la letra amorosa de los vivientes
Tejida en castos himnos de abrazos
Hondos virginales besos
Tallados en la pared de los amantes.
Su sempiterna costura
ordenaba ritmos en vidas ardientes.
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Agosto 11 de 2019
la fresca leche que hacía nuevas flores
el dulce néctar que ungía locos sexos
y en noches de amor lanzaba sus gemidos
estremeciendo metales con ardores
sembrando de sonatas mudos desiertos
hechos al claro cantar de sus sirenas
que hundían en el delirio a los Ulises
donde acunaba el poema sus arpegios
y brotaban colores febriles lienzos
bajo inspirados pinceles cerebrales
que activaban los dedos de los dioses
en fértiles vientres de diosas dormidas
Sin cesar surtían sus fértiles vientres
Telas prístinas de cuerpos milagrosos
Irradiando en poemas vivos
Mentales flores de tiempo al rojo real
Candentes de ternura y autenticidad
Que marcarían el mar de los argivos
Con la letra amorosa de los vivientes
Tejida en castos himnos de abrazos
Hondos virginales besos
Tallados en la pared de los amantes.
Su sempiterna costura
ordenaba ritmos en vidas ardientes.
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Agosto 11 de 2019