Felicidad es el triunfo sobre la muerte
Felicidad es triunfar sobre lo muerto
sobre la muerte como origen y final
felicidad es el sello de lo eterno
que habita en el ínterim.
sobre la muerte como origen y final
felicidad es el sello de lo eterno
que habita en el ínterim.
Que me importa a mí la muerte! Mientras sea corriente de conciencia salvaje, sólo pertenezco a la vida y la felicidad que escancia por igual el gozo y el dolor. Sólo pacto con quienes derrochan su energía en alegrías inexplicables y componen los dulces instantes de la creación, la tela presente de los cuerpos.
Esos pájaros de Jauja
Esos pájaros ocupados
en sus mañanas de frutas
de verdes ciruelas y mangos niños
guayabas inaccesibles a humanas codicias,
a las que solo ellos, actores inquietos,
ubicuos gestores de rutas
hacían los honores en su vuelo
sincopado de alegres piruetas
al fondo reverberante verde
sobre el que cruzaban sus señas
y abstractas palabras de prisas
los ángeles del vuelo libre
en el baño de sol de sus delicias,
llenando de cuitas y preguntas
la bóveda cercana del mediodía
cuajando de líneas y melodías
el vientre iluminado del silencio
conjurando al Olimpo entre la jungla.
Esas aves cantaban con voz de doncellas
en conciertos de la pluma de Vivaldi
que sonaban en los arcos de imaginario tiempo
entre dadivosas arboledas de aire gratis,
las misteriosas avenidas de Jauja
cuajadas de silencio y rizado andante
acompañando al sol que marcaba sonrisas
en la ceñuda densa sombra bruja
y silente trazaba sus doradas huellas
sobre la piel amorfa del cuerpo de cenizas
conciertos en los que se pintaban caminos
continuos, sinuosos, reptantes, eléctricos
entre cellos, violas y agudas cúspides de violines
conciertos en solitario treno
de los más dilatados instantes
entre la piel ajedrezada de la tarde
a contradanza de pasos en cruz,
por nuevos suelos cósmicos
en los claroscuros de hojas y parches de luz
que cantaban el paso delicioso de las brisas
cantaban los ángeles y en su alimento
brindaban por las pasmosas simetrías
que se armaban en el azar de la tarde
sobre la mesa pantalla de la luz paciente
Esos pájaros del Corazón,
en las goteras de Medellín
ponían de presente otro tiempo
otros ideales musicales
y otro clima de aromas en jazmín,
de alegrías y volátil aliento,
dibujaban en la luz de mieles
con sus picos en ágil tornasol
el placer de estar vivo
vibraba en solo de platino
penetrando cada poro atento
en el aire de mármol renacimiento.
Con la sonrisa
prevalecían los tiempos redivivos.
esos pájaros sin jaulas
dibujando los caprichos
súbitos del loco viento,
escribían en azarosa letra,
(inteligible sólo a niños
fuera de las aulas),
los dulces livores
del magno poema libertad
cantaban a la rosa de los vientos
su sencilla canción sin antifaz
único tesoro de su felicidad
de la felicidad universal
de una mañana a plena luz
bañada en invisibles de oro
y envuelta en pliegues de nardo y abenuz,
en simple fragancia de aire puro.
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón
Noviembre diciembre de 2007
Sólo se trata del triunfo del instante eterno,
aleatorio e indeterminado.
jueves 5 de junio de 2008
Felicidad e incertidumbre
Zozobra
Leve desnivel
un escozor que avanza
irreconocible
dejando a su paso rumores en todos los sentidos
ligeros cascabeleos de mística pavura
de escasa existencia
e insoportable insistencia
domingo 24 de febrero de 2008
Gotas de poesía
Cenizas de Venus
Estos ecos oí de la noche,
cuando el amor urgía y en la noche huí,
cual libre prófugo sin rumbo
entre maquinubes de organdí
volando en cielo de derroche,
platea del más ignoto limbo.
Estas quejas
de suave plenilunio
silencioso y metahumano,
de abstracta indiferencia
y transhumante gracia
vagando en su perfume,
como sutil coche
entre la brisa amorosa de junio
saturada de amor pagano
y vaivén de canciones añejas.
Esas sedas de incomparable simpleza
se abrazaban y repelían
desde el rescoldo a las cenizas:
arenas rodando en cardumen,
sales y risas
entre tus dedos amigos:
amor seco y de minerales,
el que me arrojaba en olas de piel
hacia tus canteras de sinfónicos corales,
milenarios estratos en carmines y fresa,
perennes labios testigos
del singular trajín de los deseos.
Esas gasas de inconsciencia
vagaban con sus pliegues insinuantes
en sidéreas orgías de cenizas:
estas quejas, estas dudas
que siembran en mi corazón tus besos
cuando escarbo entre tus senos
de oscura madre tierra
la muelle identidad de las calizas,
la tierna suavidad de tus caricias
al fondo de esas noches melusinas.
oh tú, oh Señora
entre láctea noche fantástica
ven a mis brazos de endrina fuerza
brinda a mi boca la cópula que añora:
¡al dulce fragor de rojas dunas,
arda nuestro abrazo en pulpa fresca!
en brasa viva como el beso de lunas
que une las llamas al carbón y la hojarasca!
¡En carne viva de arenisca
se rocen nuestras almas en su lucha!
y tu quietud perfecta
en luna llena envuelta
active el géiser de mis locas alegrías
desate en nuestros pechos ruda trenza
y haga rodar el aro ciego
de nuestra sed frenética
hacia el móvil piélago
de sempiternas letanías
esa quietud de aljófar en ofrenda,
altar sublime de tu cuerpo bajo la luna nuda
congela el espacio y lo ilumina
con el único perfil de tu sinuosa senda
y el dulce aromar de tu rosa mística,
la rúbrica hipnótica de tu leche fina,
oh tú, señora de jazmines
y pálidos errantes meteoros
buscando silencio
pausa neutra, aliento,
mágico flotar de coros
entre tu soplo inmenso:
rauco vozarrón de ocëano
viento
preñado de múltiples anhelos,
figurados en el viaje craneano.
Beso tus pies ligeros
que me señalan con sus dedos coralinos
sutiles senderos de vagancia
de infinita y prohibida errancia
entre tus senos y labios y pieles de sotílegos perfumes
deliciosa láctea fuga.
¿Qué otra cosa pudo ser el instante
perdido entre sombras y vinos
de la joyosa delicia que brotaron los cuerpos,
sino este perpetuo murmullo
que alienta y orienta
el tiempo neto de lo mismo,
esa llama perenne que late
en íntimo sancta sanctorum?
Busqué por toda senda
sin atinar tus dedos,
por todos los caminos
saboreábame tus besos
en prolongada ausencia,
y el desierto era mi única prenda.
Todos quedaban de ti
mil cosas musitando
y cada nudo existente
que sintiera mi mudo lamento
acusaba de ti solo tu paso reciente
y disfrutaba aún tu aroma en golosina.
Por todas partes flotaba el tapiz
de tu tierno perfume hecho evento.
Me guían mis lobos señeros
soñando la miel de tus cariños
y el cálido abrazo de tu toga,
Con el brillo de los astros en la rosa
y las fragancias carnales de tus jardines:
el viaje lo guían cocuyos y juglares.
Recíbanme tus brazos, mágica zoga
que me ate a tus himnos, ¡noche armoniosa!
Abre para mí tus mágicos senderos
do fulguran sin cesar cometas niños.
José Guillermo Molina
El Corazón, Medellín
Última versión: Mayo 6 de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario