Batían sobre mí en callado do menor
inevitables olas de mis afectos
pobres solitarios afectos infectos
de gladiador en coma oblicua de su honor
Pobre de mí sin vívidas disciplinas;
Tan solo un tallador de alquímicas letras,
del alma común improvisadas vetas
trajinadas en las aguas anodinas;
pobre Pierrot hurgaba las crueles grietas,
la secular malla del mísero señor:
lucían por siempre vivas las caretas
mientras fingían las mentiras del honor.
Pero la sangre del escrito armónico
Curtía las Vetas de tierras abstractas
Con simples espectros de sello químico
Revelando secretas improntas,
Innombradas
y vergonzantes
Del
asco mundo eternas habitantes.
¡Pobre de mí, saco de hueso
que no conozco mi nombre
ni las claves de venta-acceso
que usa el vertical hombre!
Anticuado Perogrullo
sin práctica ni comercio
con el habitual barullo
que suprime excluso tercio
e
impone el sucio tráfico
de
números y algoritmos
cargando
el tiempo tóxico
en
contraseñas y turbios ritos
tendiendo digitales trampas
sobre aguas de expertas hampas.
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