Por montes y collados
por valles y agrestes corales
no volvieron a oírse quedos,
sus desolados lamentos en matorrales
en desbocadas tormentas
y dislocados cantos,
ni volvió a correr en llantos
su clamor de vírgenes absentas
y monásticas voces astrales
entre las grietas fractales
de los cristalinos mantos
tras los amados,
las amadas aguas,
los néctares, los Ícaros:
deseo puro en
bálsamos sacros
en volcanes
de Apolínea ira;
sólo viento de altas cumbres
danzaba sus vaivenes elementales,
folclor de musgos y líquenes
solitario en sus costumbres,
absoluto dios que gira
al lomo de atónitos roquedales,
ceñudos titanes,
tiernas doncellas,
efigies de sirenas
que vigilaban místicas cuestas.
Solo tu voz de
finas sedas
dudaba en las
filosas crestas
y pronunciaba
mi nombre aciago
fracturado en
esquirlas
de fusas funestas,
mi poema de
pétalos y espinas
lo cantaban
severas mirlas,
alertadas por
erizos dormideras;
regado en
espermas de oro
de vitales
venas fructíferas;
tirado en fimbria cristal
de azarosas ternas
y abstractos macizos de flores en coro,
compaginaba en piel con mapas undívagos
do nacían y nacían de cepas maternas,
abonadas por alientos de dioses en estragos:
en cálidas
grutas, entre aguaceros magos,
se
vislumbraba el hacer de Parcas avernas;
fabulosos
huevos en azules vagos
divagaban con
distraer insomnes obreras
y arrojaban
por miríadas a los eolos
mis nombres y
versos aciagos
mientras éstos
se hundían con fruición de niños
en los siglos
boscosos de sus cavernas:
eran nombres con
historias de pueblos y años
que hervían
en las pieles de las piedras.
de la hechicera madre Tellus,
los sortílegos expirados efluvios
que incubaban bajo todas las hiedras,
y en tenebrosos tragos al trazo de Goya
los sorbía ebrio el pater
tremebundi
devorando valles y montes en locos condumios,
y en los abismos de sus desorbitados ojos
vaciando a las cuencas de sus aguas joya
y a los vitales, de sus jugos sabios.
Tu voz, tu canto llano, en epitafios,
Tu llanto lento de imperceptibles quemas
Se apagaba por la gran fiesta del tiempo;
Al zumbar del huracán de los despojos
Tu sórdido lamento ya sin temas
Tu sordo llanto clamaba el macro
rito.
Y recorría mi galáctica medula en matojos
La rotunda dulzura del Suyo acento.
La rotunda dulzura del Suyo acento.
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Enero-Febrero 2013
Medellín, El Corazón, Enero-Febrero 2013
San Pedro de los Milagros. Marzo-Abril 2013
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