Rebotaba en el piso
contra piedras, polvo e
ignorancia
desatando crudo remolino
y ascendía en busca de suave
caricia
en busca de
la seda y de las claves
del dulce
encarnado de la fresa
que vivía entre sus
labios verticales
piratas negras naves
piratas negras naves
y mantenían mi alma
presa
entre sus amorosas tenazas
entre sus amorosas tenazas
en perpetuo vuelo de sitibundia
escanciando los vinos de la
dicha
que brotaban sus ojos de
iracundia
templados al frío en celeste
lucha
ascendía en espirales de Leticia
desde el mundano fondo de mis
abrojos
y me colaba entre sus águilas
de milicia
hundiéndome en el abismo de sus
ojos
tras sus pezones salvajes
meteoros rosa
que orientaban en su búsqueda
de leche
a los Perdidos pero siempre
trás su diosa,
a los perdidos hijos de la regia
noche
Persistiendo en la ruta de sus
muertos
trás su enhiesta y tenue musa
que guardaba sus rutas de
desiertos
y llenaba de sentido y ciencia
infusa
las calles de delirios de sus
lares;
en su dulzura maduraban sus
terrones
y se enmielaban sus lóbregos
pesares
vueltos arrobada succión de sus
pezones
Jose Guillermo Molina
Rionegro, septiembre 6 de
2018
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