Me amarraban sus brazos cadenas candentes
y luego me expulsaban al erial sin esperanza
donde me escondían sensuales flores solitarias
sedosos musgos de musas en casta danza
y así aprendía del soñar el himno de los parias
me apresaban sin perdón sus labios silentes
para sucumbir sediento en la noche oscura
tentado en delicia por encarnadas fresas
que esbozaban crueles las nieblas de locura
educando mi sentir en sombras aviesas
me perdía rígido sin remedio
entre cortantes brisas de abandono:
ni la esfinge socorría mi tedio,
amplio silencio en nocturnal asedio
callaba mi llanto en tono unísono.
era la hora de volar en dichas
y probar la fuerza limpia de su amor
era la franja azul de medianoche
cuando surge airoso el fénix de las cenizas
y de las sombras brota la aurora en risas:
era de sus besos que surgía en vuelo mi alma
y el vuelo era en torno de amado cielo
descifrando sus consteladas frutas
sus nubes-besos de aérea palma
que arrojaban mi tiempo en brutal celo
contra la seda piel de sus ternuras
donde escribía mi ansia de calma
José Guillermo Molina
Octubre 6-13 de 2018
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