Somos rocas del arroyo,
de su mudo cauce fijo,
desafiante acertijo,
que ven pasar al ebrio hoyo
las aguas volátiles del amor,
los humos crueles de la gracia.
Pasaban en puro ardor
quemando en leche cruda
la sola alma desnuda
carne viva hecha temblor
sin protección alguna
corroída toda coraza.
Anciano mineral herido
bañado por la dulce luna
su piel era crucial testigo
del paso agreste del amor fortuna
hecho canto en sedimento archivo
canción de sirenas en vivos genes.
Obligada por la sutil tenaza
quedaba en fija esencia
atada a la ancestral demencia
que portaba la vida de amenaza
en el celeste himno
que fundaba el paso del tiempo.
Somos el único testimonio
de su pasar abstracto,
de su místico canto
huellas quedan en minerales pieles
forjadas en volcánico contacto
por diosas magas de cielos azules.
Pasajeros besos de su demonio
memoria arcana de los minerales
por siempre guardaba sus besos
pasión de sus dulces cerezos
brisa de mañanas primaverales
arcanos recuerdos de amor al paso.
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Enero 27 de 2020
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