vivían en la intimidad de la durmiente pradera
y para encontrar sus coordenadas
era preciso circular y andar perdido bajo celeste esfera
recorrer espirales, cilindros y conos
y florecer en sonámbulas heliconias
llevaba a las puertas recónditas de los pozos
con claves precisas de expertas demonias
cruzaban las salas del castillo
iluminados aromas de gardenias
que todo repose durante un tiempo específico
un tiempo de las mil y una noches
o el tiempo congelado de un microsegundo cósmico
al fondo temperaban cuartetos de Dvorak, Brahms,
Schubert, Beethoven, Mozart, Haydn:
sus acordes absolutos solo daban formas
enderezaban la informe sucesión
armando en simultánea caras-paraíso
configuraban trazas en la extensión
tan volátiles como caras de narciso
variando sobre brasas sin edad
solo llamas que se esfuman sin previo aviso
sonidos aromas y colores deidad
convenían en hacer inmanente al pozo
todo posible acorde de felicidad
volverlo su molde y su alborozo
sus pétalos de renovada lujuria
la fuente viva de todo gozo
acordaban en volverlo su molde y arquitectura
su piel más fresca y su lustre propio
el sol interno de su perenne holgura
eran pozos de luz, como focos del benigno
entre los vientres oscuros de nocturnos sueños
que construían su propio nombre eterno
con piezas sueltas que dejaba la molienda de los años
se armaba el plano de consistencia del entorno
logrando el gran pozo en viajes sin engaños
el pozo sin tiempo donde se gozaba lo eterno
la total armonía y lo infinitamente perfecto
hecho danza y cuadro y sibilante himno
proclamando en la silente lengua de la beatitud
la dicha plena de la existencia
en versos de escueta gracia y plenitud
versos que eran restallante luz fragancia
en los colores que escalaban su presencia
la luz del pozo expresando su venturanza
el canto de su espectro revelaba en blanco silencio
tonos y maravillas en vivo derroche
que brotaban sus paredes en metabólico anuncio
el pozo de honda luz se lanzaba a nuda noche
con su núcleo y sus lujos en astillas
relucientes astillas en regio broche
era el pecho en bóveda de la diosa
donde constelarían nocturnas joyas
escribiendo celeste saga amorosa
el amor elemental a sí mismo
que por doquier se tiene el universo
como gran versión del Uno-Abismo
José Guillermo Molina Vélez
Finca Franja Lunática
Marzo 19 de 2022