Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero.
Santa Teresa de Jesús
puro éxtasis de vida ausente
de palpitante esencia cuya esencia es irse
tiempo congelado en arcilla de fondo
de llano universo abierto
o impensable transhumante vórtice
donde rugen los hornos de las Parcas
ornados en marfil brillante
entre oscuras fauces de ebria selva
do bullían anónimos alientos
y afloraban acuíferos de almas
cúmulos de ancestros
en azules llamas de vida eterna
esperando por brindar la gracia plena
de sobrevivencia neta en lava viva
entre las flores y tiernos primores
del fresco y róseo despertar de edén
entre la madreperlada aurora
que con cambio de luces
en fresa rosa y limón
entre himnos de silencios grises
llenaba de caricias al vergel
isla de eternidad entre corrupto mundo
blancas arenas de lumínicos erizos
desde allí supremo pináculo
se pilotea el devenir del universo
y se palpa el corazón de los átomos viajeros
y que son el gran Presente
siempre ahí, sin equipaje
en la proa del nauta avatar
núcleo siempre de simiente joven
que dinamiza y pone vida
a los escenarios de espacio tiempo
en que se va concretando el viaje
en el desplazarse de la gran polvareda
por entre platos, galaxias y nebulosas
que nutrirán los cráteres del abismo
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