martes, 31 de diciembre de 2013

Rosa de mejillas fresa


¿Qué me estás diciendo rosa
Con tu cara primorosa?

¿Qué perfume de tu boca
Aspira mi alma a la cima de la roca?

Do enloquece de amor mi loca llama
Al tañer del viento en la tosca rama

Al  tañer mi poema en tu alma,
cuaja en torno un mar de calma

El solo instante que auguro
libre de cualquier pasado-futuro

Y jugar de la mano del azar
Con casuales ninfas del mar

Tus aromas prosperan en dulzuras
Que propulsan mis resortes en alturas

También su flor me entregan los abismos
Cuando vago entre sombras y sismos

¿Qué poema de tu alma surte fresco
Entre ruinas de mundo en burlesco?

Es la noble brasa que se guarda entre la noche
Es el loco verso que persiste en su canción sin coche

Y busca en la aurora el único amorío
Que se cuaja en diamantes de rocío

la voz que le surque la distancia
y lo riegue por los deltas de la gracia

Dedicado al 31 de diciembre de todos los amantes solitarios del 2013

San Pedro de los milagros
Colombia casual

jueves, 19 de septiembre de 2013

Cuando abate monotonía

Cuando esa ceniza de atesado gris
se abate sobre cansados hombros
una noche mineral de apoteosis
se apodera del alma infinita
un halo de abstracta justicia
cabalga sobre las dunas de la hembra desnuda

y entre las sombras se distingue apenas
el alma que seremos
la austera e indistinta letra
cabal Quijote lejos de toda duda
en pos de ideales amazonas
por las que vaga sin fin a la palestra

A componer con severas caricias
oscuros poemas de absorto extravío,
donde al enclenque y undívago Rocinante
lo reemplaza algún pirata navío
amante de los tifones y tormentas,
experto en vivos atracos y abordajes

La vida se va













La vida se va como un viento de flores perfumadas,
de inconsútiles orquídeas
o acaso pertinaces bromelias
o la simple simple
rosa de las vírgenes
ya rosada o roja o la sublime blanca
o la salmón, la rosa negra
con ese rojo profundo al negro de Vincent van Gogh

la vida se va en nubes
del monte aromas al océano‑magma
y del océano al monte-musgo
¡qué rico el viaje de regreso!

la vida se va en nubes
y en perfumes oleadas
de jazmín o de azahar
de flautas o violines
si no los clarinetes o

el solitario fagot.

La vida se va y nos lleva
con sus innumerables rebaños
de paseo por las sendas 
intactas del desconocido universo
con sus mismas estrellas 
en plácidas cabañas
recorridas por el viento de la gracia,
la suave remesón del genio.

La vida se va 
por universo en expansión
aventura sin igual
en siempre nueva delicia.

José Guillermo Molina
San Pedro de los Milagros
Septiembre 19 de 2013

viernes, 12 de julio de 2013

Por montes y collados en danza huera


Resultado de imagen para chiribiquete


Por montes y collados
por valles y agrestes corales
no volvieron a oírse quedos,
sus desolados lamentos en matorrales
en desbocadas tormentas
y dislocados cantos,

ni volvió a correr en llantos
su clamor de vírgenes absentas
y monásticas voces astrales
entre las grietas fractales
de los cristalinos mantos
tras  los amados,
las amadas aguas,
los néctares, los Ícaros:

deseo puro en bálsamos sacros
en volcanes de Apolínea ira;

sólo viento de altas cumbres
danzaba sus vaivenes elementales,
folclor de musgos y líquenes
solitario en sus costumbres,
absoluto dios que gira
al lomo de atónitos roquedales,
ceñudos titanes,
tiernas doncellas,
efigies de sirenas
que vigilaban místicas cuestas.


Solo tu voz de finas sedas
dudaba en las filosas crestas
y pronunciaba mi nombre aciago
fracturado en esquirlas
de fusas funestas,
mi poema de pétalos y espinas
lo cantaban severas mirlas,
alertadas por erizos dormideras;

regado en espermas de oro
de vitales venas fructíferas;

tirado en fimbria cristal
de azarosas ternas
y abstractos macizos de flores en coro,
compaginaba en piel con mapas undívagos
do nacían y nacían de cepas maternas,
abonadas por alientos de dioses en estragos:

en cálidas grutas, entre aguaceros magos,
se vislumbraba el hacer de Parcas avernas;
fabulosos huevos en azules vagos
divagaban con distraer insomnes obreras
y arrojaban por miríadas a los eolos
mis nombres y versos aciagos
mientras éstos se hundían con fruición de niños
en los siglos boscosos de sus cavernas:
eran nombres con historias de pueblos y años
que hervían en las pieles de las piedras.














Escondían con maña en sus tellae mundi,
de la hechicera madre Tellus,
los sortílegos expirados efluvios
que incubaban bajo todas las hiedras,
y en tenebrosos tragos al trazo de Goya
los sorbía ebrio el pater tremebundi
devorando valles y montes en locos condumios,
y en los abismos de sus desorbitados ojos
vaciando a las cuencas de sus aguas joya
y a los vitales, de sus jugos sabios.

Tu voz, tu canto llano, en epitafios,
Tu llanto lento de imperceptibles quemas
Se apagaba por la gran fiesta del tiempo;
Al zumbar del huracán de los despojos
Tu sórdido lamento ya sin temas
Tu  sordo llanto clamaba el macro rito.
Y recorría mi galáctica medula en matojos
La rotunda dulzura del Suyo acento.

José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Enero-Febrero 2013
San Pedro de los Milagros. Marzo-Abril 2013

viernes, 29 de marzo de 2013

Por montes y collados (No volvió a llorar 2)


Por montes y collados,
por valles y agrestes corales
no volvió a oírse quedo,
en desbocadas tormentas,

su clamor correr en llantos
de monásticas voces astrales
entre las grietas fractales
de los cristalinos mantos

deseo puro
en volcanes de ira

sólo viento de altas cumbres
danzaba sus vaivenes elementales,
solitario en sus costumbres,
al lomo de atónitos roquedales;

solo tu voz dudaba en las filosas crestas
y pronunciaba mi nombre aciago
fracturado en esquirlas de fusas eternas,

regado en espermas de oro
por vitales venas fructíferas,

arrojado en azarosas ternas
compaginaba con mapa undívago
do nacían y nacían de cepas maternas,

allá entre aguacero mago
se vislumbraban promesas avernas
fabulosos huevos en azules vagos.

               tu voz tejía jardines y palacios
               nidos frescos de canciones agoreras

y penetraba mis profundas cavernas
un son tranquilo de múltiples arpegios
que atravesaba la piel con las dichas más tiernas
              
             trás el dios
que falta en todas las sendas.

jueves, 21 de febrero de 2013

Piedras vivas


Las piedras tienen vida,
son costras,
entumecidas pieles a la deriva
de vidas persistentes,
guardianas de las fuentes
do preciosas cifras fulguran,
mientras un nuevo héroe en caracol
rememora adagios de canciones nuestras
sinfonías remotas del antiguo sol,
esculpidas en etéreas partituras.

Piedras limpias y virginales
 serán nuestras vidas futuras,
lápidas inminentes
del ensueño y del letargo azul,
altar del gran rito
donde se juega sin cesar
el perpetuo azar
de existencia en grito,
de existencia en redes
de cristales fijos
con movimientos nimios
en hipotéticos vergeles.

Las piedras amorosas
guardianas netas
tan tranquilas,
tan eternas
de auténticas líquidas escrituras
capaces de toda potencia de varianza
grababan el testamento en cifras
del gran pasado de migrantes almas‑nombres
que componían en meteoria
su vacilante paso imperceptible.

Las piedras son antepasados
Que han visitado más de cuarenta
veces los altos hornos
del macma justiciero;
las piedras son nuestros sellos purificados,
perdurables adornos,
imborrables estigmas que nos distinguen
y nos enumeran sin posible cuenta
en el viaje certero
a profundas superficies de soles interiores
insalvables, inevitables
que nos devuelven a corrientes paralelas:

pasar por los hornos
era vivir la absoluta individuación
el cuerpo absoluto en acuarelas
de vetas puras, primigenias
sin órganos, sin pactos
la única experiencia del átomo en cocción
bordeando en dorados contornos
sus centros vacíos
donde imperaban microdelirios
 que anudaban el sentido
y también la pérdida de todo juicio.


Nuestra triste miente‑mente que olvida
en seguida
y traiciona y delira
y quema en honor a las piras
del inmenso cosmos que en silencio llora:
¿Cuánto más duraría el viaje,
la sinfín errancia
sin el debido traje?
 ¿Cuánto más?
¡Cuánto más, Usargot,
Cuánto más viajáramos por la eterna esfera!
¡Tanto más cerca de aquesa mujer de Lot!
 En éxtasis de piedra
O congelada cera,

¿Cuánto más se extendería esta transmutancia
entre harapos sin nombre,
loca saga entre girones de alma
cuyo mutismo a nadie enamora,
ni en piel de mundo alucina
sino tan sólo entre infiernos y vacíos involuciona?

¿Cuándo al fin vestiremos
el sayal austero,
de preciosos cristales altaneros,
el sayal de acero
en lámina templada,
o el cifrado sello fósil
para atravesar las atmósferas de hielo
en busca de amante en huida
o la buhída amada
en nocturno vuelo?

O lisas y pulidas
brillantes cornubianas,
amantes de las aguas rumorosas
de sus coros de gotas
y caricias de láminas en lenguas
de los vientos con sus prisas y sus quejas
sus sacos de palabras de mensaje único:

Después de los fuegos
e inauditas presiones
de sus metamorfias circulantes
por magmas y volcanes,
sólo les hablaban,
los vientos, las aguas de cielos
los aromas de vegetales almas
del milagroso paso inevitable
con el que aún brillaban efímeras,
de flores y leteas canciones,
las vagarosas praderas
que palpitaban de sueño y añoranza

Amantes del silencio espléndido que las aplanaba
en altares impenetrables,
 en el seno de un tiempo primordial
en éxtasis bendito
desgranando rosarios de instantes
que le tejían a la tierra un manto de oraciones
un cuerpo difuso
levitante lito
 de vacíos y ausencias
en gran himno colosal
que entonarían en coro las mujeres de sal.



José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón
Julio 20-24, Agosto de 2008