Un día quemaste mis brazos mi pecho
y de abismo se llenó mi alma
de tu boca se colmaron mis huellas
el néctar de tus labios flor en carnal estrella
impregnó de enrarecida calma
la tela del mundo bulla acecho
el ladrido de lejanos perros en la noche
se llevaba el entorno vecino
por laderas horizonte
del cerebral nudo monte
que celebraba al todo infinito
el mundanal y fatal derroche
el perro mundo ladraba lontano
acompañando mi mudo corazón en falla
en lo alto y oscuro de la sierra madre
bajo luna de corazas madreperla
agitando del amanecer la malla
que al núcleo del sueño revela el arcano
un día trajiste luz a mis estancias
luz de loca sangre enfebrecida
hirviendo bajo tu tierna piel de seda
y me embriagó el licor de tus besos
y la abstracta caricia de tus ojos
me envolvía entre maternales galaxias
eres siempre el perfume fresco
que invade en libertad benéfica
las abisales sombras del vagar
eres floral aroma y sutil música
para el cruce de átomos del azar
por páginas limpias de vacío gigantesco
oh rosa, rosa profunda, rosa en tierna carne
sagrario en fucsia, magenta y bermejo
donde brotan chispas del amor gratuito
do se cultiva el verbo tierno
y entre malezas se destacan radiantes
los viejos emporios del sentido
José Guillermo Molina Vélez
San Pedro de los Milagros, finca Franja Lunática
Noviembre 22 de 2021
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