lunes, 29 de noviembre de 2021

Al son del oro final


     

Sonaba el viento su oda ancestral,

 

son vesperal que modula valles y colinas:

el llamado íntimo de la noche…

sus voces de oscura gamuza

que invitaban al sueño y la delicia

resonando en oro entre los pliegues del ocaso

 

Sonaba el viento entre las frondas del robledal

 

con voces tímidas o fanfarronas

entre brillos de la tarde y sones de fracaso

según los tintes de las nubarronas

el íntimo rugir de repentina tempestad

su gran vozarrón de ahuecado silencio baso

 

Al son sin más del oro terminal

 

se esbozaba el tesoro en re menor

que escondía mi celestial consuelo

cuando emprendiera en la noche del amor

el ascenso espiritual del escollero

hacia la cima del fuego en hielo

 

Nos quemábamos en el sublime frío de su portal

 

allí se mostraban las joyas minimales

de la más intensa presencia

herían con sus tremulantes llamas

los cuerpos llenos siderales

surcando su obscuro de encendidas tramas

 

De pura ausencia hervía el corazón del vendaval

 

Ese corazón era máquina de vacío

Aspirado a coordenadas inverosímiles

Donde se activan circulaciones

Repentinas y automáticas

De la sangre espesa del sentido impío

 

allí se perdían notas de temporal

 

entre vueltas de meteórica espiral

buscaban el verso de agua docta

que cifrara en corazón el vapor del poema

y cuajara en letras de leche astral

el motor niño de fría lluvia abstracta

 

José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, finca Franja Lunática

Noviembre 29 de 2021

 


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