martes, 28 de diciembre de 2021

Volátil y contingente: el aire móvil de la felicidad


 


El nivel de conciencia que nos amanguala con todo el universo

había que llevarlo al diferencial infinitesimal,

el infinito que se envuelve hacia adentro del divino cero.

Aprovechando la celeste claridad del alma

había que aguzar la conciencia a la punta de alfiler 

que lograra penetrar cada rastro de vida

que se empujara en creación automática  

por el espacio-tiempo inercial.


Dicho aguzamiento diferencial

se logra quizás

intuyendo  la esencia misma de la madeja

el principio incorporal de la reticulación

la espora o semilla puro sexo virginal y solitario 

del rizoma que acompaña en dibujos abstractos a la materia,

en una infinita variación de la Felicidad

de la vida como puro goce perenne inmaterial.


¿Era la vida puro deseo 

serpeando en irrepetibles variedades

por los fríos pedernales de la inocente materia?

¿Era ese deseo inagotable

en sí mismo indeseable, insoportable?

Era ese deseo sin memoria (pura memoria)

el que sembraba de conciencia

el universo y apagaba cualquier residuo de piedad


de modo que en verdad 

se expandía ese fuego verde

como gran inconciencia gozosa.

Ejercía sus derechos de diosa

sobre todos las superficies y cristales

del universo que sin cesar se expandía 

de los cuerpos que sin cesar generaba su vientre

manteniendo la tensiòn de su abstracta crueldad



José Guillermo Molina Vélez

Finca Franja Lunática

Diciembre 28 de 2021



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