"La libertad sonaba mejor cuando eran puras promesas",
exclama Rocío en la serie Bolívar de Netflix.
Ahora que la han conseguido, muchos no saben qué hacer con ella.
Incluso muchos parecen extrañar quién les diga lo que hay que hacer,
y sin virrey u oidor sucumben en la esterilidad y la miseria:
Diríase que la falta del amo desnutre el ganado.
Y es que Bolívar compuso su gesta libertadora
con fuertes arengas que pintaban los colores de la independencia
y la omnipotente libertad
a un pueblo de antiguos salvajes americanos
que se debatía bajo el yugo absurdo
de los infames españoles del otro lado del océano.
Pero cuando sacaron a los invasores hispanos
se dejaron ver los monstruos y malformaciones de los criollos
que se encargaron de defraudar todas esas magníficas esperanzas
e incorporaron de nuevo los odios y las tácticas de la vieja dominación
llenaron con su mezquindad el vacío que habían dejado los chapetones,
reencaucharon bajo insulsos colores patrios las viejas cadenas.
Ante todo la libertad es un reto y un desafío a crear vida y futuros,
en estos trópicos de selvas y ardientes florestas
cuajadas de hojas y flores de nuevos amoríos
y bodas salvajes de primera vista,
nupcias repentinas como las de orquídeas y abejorros
o las adorables fiestas ingenuas de fucsias y colibríes
Ellos sostienen la vida en sus imprevisibles redes
con sus locos amores contranatura
consistentes en puros sueños de libertad sin lindes
despliegue de la pura alegría del sol y las estrellas
que anima biológicos guardianes trenzados en locura
a continuar riendo día tras día entre los humos de americanas selvas
Nos ayudaban así a disimular
las vistas chatas de nuestros anodinos caseríos
y lográbamos superar los odios tontos de nuestras gentes
El musgo y la manigua vibrante
lograban remozar nuestras ajadas pieles
y sacarnos de los viejos humanos moldes,
para entrar en las sinuosas sendas
que nos internan en los bosques familiares,
donde se entrenan nuestros devenires
animales, forestales y telúricos
en la tarea de traspasar los humanos códigos
y alcanzar los celestes jardines.
La Libertad americana es un sueño activo
bajo los planifolios de eternos bosques
y que canta en los gorjeos improvisados
de los pájaros recién nacidos entre chusques
y las odas eternas de los insistentes grillos
llevados en ondas por danzantes alisios.
José Guillermo Molina Vélez
Finca Franja Lunática
Diciembre 31 de 2021
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