domingo, 16 de enero de 2022

Viaje a los confines del olvido






Este corazón recién herido

buscaba entre apacible música

una senda lejos del mundanal ruido

que lo embarcara en silencioso leteo

tras ardiente horizonte de total olvido

donde vagaran las notas en adioses de goteo

tras letras puras de una pasión bucólica.


Donde estallaran los acordes cifras

del brutal silencio que guardaban sabias rocas

en los confines del abismo tapizado de zofras

para el desfile nocturnal de abstractas diosas,

guardianas de los himnos de nocturnas horas

en que apagaban su danza las cosas,

allende los pávidos delirios de las bocas.


Quería caer de bruces en el ebrio hechizo

y empapar toda la mente en ese mar de estrellas

entre el fuego de oro en éxtasis al ocaso,

con el sol ardiendo en alegres parrillas

y el frio lunar de silente plata al este manso,

desatando en la franja la locura sin permiso

y hundir en brisa pura del mundo las querellas.


Navegando en las entrañas del olvido,

seducido por brillantes y zafiros,

quizás llegara al timbre sin rostro del latido

y me raptara la nave bruja del poema,

donde el sacro silencio tiene su nido

y fabrica sus cuadros el blanco del alma:

volvería al abrazo de sus tiernos suspiros.


Desde el brusco desierto en confín de piedras

saltaría al abismo de luz en oro anciano

para perder el viejo nombre en las calderas

de la máquina brutal que hacía el crucero

por los temerarios oleajes de nereidas

hechas al derivar de un azar primero

que brillaba entre luceros del amor lontano.


Paradoja era en tan galáctico abismo,

solo desear la dulzura de unos labios,

el abstracto extravío de un vitalismo,

la intimidad vegetal del otro sexo,

el calor astral de un paroxismo

el enorme cielo de un abrazo

los desconocidos sueños de los sabios.


José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, finca Franja Lunática

Enero 16 de 2022



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