Frente a mi lejana consciencia,
un vacío de horas silencio
me alejaba del tiempo del hombre,
de sus noticias y sus rutinas,
y anhelante se forraba en hojas fiambre
del árbol gigante de la estancia
y se adornaba ufano con nítidas florecillas
que pululaban en la grama serena
esperando al Sol, su fiebre
y fuente de energía eterna
helechos indiferentes
sarros en grandiosas palmas de pradera
marcaban la borrosa niebla
con pronunciados frescos interrogantes
trazados desde núcleos de oro y cobre
brillante peluche celebrando la luz del alba
y elevando sus preguntas a las almas
confirmaban ese vacío animal
que arrastraba en tormentosas sombras
muy lejos de todo lo racional
Al frente de mis nebulosas divagantes
altos, triunfantes y roscosos,
orgullosos helechos interrogantes,
fabulosas insignias de antiguas glorias,
luciendo penachos de cobre,
cubrían mi fuga por senderos sin tiempo
armados de puro espacio endurecido:
su vista remitía a lejanas prehistorias
combustas bajo ruinas de olvido
capaces de hendir bosques añosos
Delante, mis viejos propósitos,
colgados, inútiles y exangües,
como expulsados de siderales lavadoras,
se esfumaban ante las nuevas euforias:
ferias y danzas de yos disueltos
organizaban huracanes de aleluyas
y era una fiesta fluir entre los vientos,
infundiendo sangre y ánimo a las nuevas pullas
que desplegaban los mapas nuevos
cuando volvían las inocentes auroras
la vida de incesantes meteorias,
con enseñas siempre llevadas por otros
que se relevaban al fondo de la medianoche,
con albas seguras después de cada noche
y pájaros concertistas en los amaneceres,
corría en metástasis quemando en bohemias
las jugosas vendimias de hadas-historias
y su conciencia-fuego de inmanentes vapores
fundaba esencias futuras en oros-alquimias
como sangre en llamas de animados rostros
José Guillermo Molina Vélez
San Pedro de los Milagros, Franja Lunática
Mayo 18 de 2022
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