Había allí un agente, oficial de hoja en blanco
plantado en gran reposo
al fondo de arcillas y oro
de un acuífero profundo gran fuente original
rodeada de rosas perfumadas
de lirios y ardientes tulipanes
listo a recibir la gran escarapela
el distintivo extramundo de las hadas
que se mantiene en lo bajo con la sangre en vela
y al flote de los dioses con el alma en flor.
Fresca pompa del puro amanecer
y bohemia radiante de estelar rocío,
testigo de la noche y la universal deriva
ante el ojo insomne del vacío:
eran las fiestas descomunales
a que asistían los amantes en luz y nube,
en fuga pronta por antiguos prados,
mientras en la sima sucumbían las ciudades
con los oficios habituales de condenados
que van y vienen por inéditas olas del Leteo.
En las tardes se recogía y maduraba
vino solar de pura alegría
que iría en directo a nutrir de savia
e iluminar las fibras legendarias
con el polvo volátil de fugaces poemas:
era el vino de la gracia danzarina
que infundiría azar y sentido
a los pedazos de lengua,
concreciones y nudos de noemas
en mares de voces en habla y memoria
océano de menudas melodías
ardía en Schubert, en Dvorak y en Brahms
sosteniendo el musgo liviano
que guardaría en islas secretas
los jugos de espirituosas llamas
y a las flores invitaban a la danza
encendiendo la brasa de los días
en la cueva nocturna de su gamuza
donde se guardaba en exóticas tomas
el más potente brebaje de musical jungla
José Guillermo Molina Vélez
Finca Franja Lunática
Agosto 7 de 2022
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