"¿Quién tan malvado como yo?
Sin embargo parezco estar en manos de Alguien"
Thomas Hardy. El Alcalde de Casterbridge
¿Por
qué no me hundo
en
el zumbante remolino?
¿Por
qué no al profundo
prosigue
sin duda el camino?
¿Por
qué mi flotante doble
sólo
es muerta efigie
siempre
en superficie,
rotante
corcho invencible?
¿Por
qué en el vértigo no alcanzo
la
sima vacua de la Estigia,
la
madre caos sin luz regia
en
cuyo quieto seno danzo?
¿Por
qué no arribo a gentil Cucaña
entre
suaves besos de rocíos
Y
ahogo el tiempo en los bajíos
Donde
la bruma sueños sueña?
Allá
con la risa del abismo
Se
disuelvan profundos infiernos,
Al sonar su flauta los avernos
Entre
pieles vírgenes de cismo
Sólo
persisto en ciego abrazo
Al
rostro doble del pasado
Fiel
al sol bienaventurado
Que
arma su luz en el ocaso
En
lo hondo de cielos mutantes
escuchaba
sordomuda tierra
deshechos
enigmas en candela
vaciado
de verbos detonantes.
Besaba
los claros de Maya,
mirando
siempre abiertos cielos,
la
cara doble de la raya,
sostenido
en brutales cellos.