cómo saber que estás volando encima de mí
cómo reconocer el paso de tu vuelo
el aliento de tu voz inaudible?
como superar lo sólo visible
y adivinar los perfumes de la tierna brisa
y acunar la clave
de tu sempiterna risa
henchida de amplia gracia,
cual velero blanco de virgen pura?
cómo explorar
bajo el murmullo ciego
y la escritura insulsa
tus simples rasgos transparentes
de pura luz en ruego
tu hálito en tensión convulsa?
con el amor efluvio
que del pecho surge
en la mañana nueva
derrotando la trama del olvido
y las tinieblas de la muerte
con plumas inocentes de querubes
el tiempo duele
y sin amor es cósmica basura
descenso sólo
y grávido sueño;
la vida, gota oscura
que en el mar sucumbe
estaba la madre ansiosa
con su hijo yerto
no volvería el aliento
a su cuerpo exhausto
dolorido de tanto tiempo incomprendido
de tanta vida malgastada
ni en la mañana alzaría el vuelo
cual aroma fresco
de esperanza eterna
ni a los ángeles de infante cielo
contaría su fiesta
ni su cierto anhelo
con tanta luz en torno
y el camino siempre errado
siempre el viento contradicho
y la palabra santa silenciada
sólo el grito levantaba lozas
en explosión de aromas
tras de tu risa luna
que amanecía contra el sol de pascua
buscando tu rostro nave
se dibujará en el nuevo cielo
el mane, mane, tekel, fare
cuando se hará la cuenta
y se cancelará mi tiempo
se borrarán los rasgos de mi reino
basta con que grites
para romper el cascarón
de brutos hierros
y ver con ojos nuevos
las divinas letras
de la celestial canción
que traspasan toda cuenta
y al infinito alef minucia
lo vuelven el bostezo de una rosa
de algún domingo
grito de amor efluvio
que del pecho explota
en la mañana nueva
de una vida reina
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