Mi corazón gravitaba
en locas ascensiones
tras aromas disolutos
que volaban en copos de canciones
desde el vergel de tierna grava
madre de sapientes pastos
donde pacía su alma voluptuosa
Condenado estaba a su tierna fosa,
la más vital orquídea del bosque;
el regusto de su frutecida lengua
era nuestra única contraseña
en la noche oscura del gran desfogue
sinfonía floral de cuerpos trenza
en este gran río de agua latina
río hirviente de sexos vegetales
portaba en sus vórtices Almejitas
en abre-cierre de confines fresa,
pasaba por cuevas de estalactitas,
dibujaba pétalos de diamantes,
se adornaba con flores minerales
ciñendo su gran frente de deesa
y quemando mágicos horizontes
que sin cesar nacían de cenizas;
plácidas matrices de sus caricias
cercaban nuestro abrazo en sedas finas
y trazaban pista en cerrado cielo
cenando nuestras flores de delicias
expertas en los cantos de los montes
Al fondo de su jardín en éxtasis
ardían cual pavesas mis pasiones
se licúan en humo mis torrentes
y un sueño delicioso es mi consuelo
entre sus brazos seguras esquinas
a sus oídos van mis rudos sones
y sus senos me dan la dolce vita
José Guillermo Molina
El Corazón, Medellín
Marzo 24 de 2019
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