miércoles, 20 de marzo de 2019

Morir es más fácil que nacer

Al final de austero camino
se dibujaba esquiva
nuestra pequeña puerta
hacia el jardín de secreto sino

por donde volvía furtiva
el alma a su flor alerta
y los átomos al abstracto eterno
de su clinamen niño

sus infimos desvíos
diseñaban nuevos cuerpos
al calor entraña de capitosos vinos
que volaban a todos los vientos
induciendo futuros plantíos

como rancios polvos
de monte en monte
promoviendo amores en cientos
y divergentes vidas ajenas
entre los ebrios muslos de Dyonisos

sus multiplicadas semillas
sembraban de infinito al universo
y plantulaban de pasiones el desierto;
de eróticos versos 
poblaban la piel de virgen niña
que temblaba con el beso de los amantes

esporas trazando mundo
cavando bajo la luna
en el erial del tiempo vacuo
frescas flores de anciano monstruo
capaz de lo siempre nuevo
diseñando eterna cuna

era la puerta íntima
la entrada en el sí mismo
construido en toda una vida
el diminuto jardín de Alicia
donde se entraba en la Sinsalida
entre los dedos ignota calavera
el hondo y fosco abismo


del misterioso sexo:
muy junto pasa un volcan
es el aliento de mi amada  en flor
que suspira de amor
y con su música el tiempo colorea 
en voluptuosos perfumes
de lejano sensu abstracto



José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón
Marzo 20 de 2019


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