Uno va enfilando
por caminos que la vida va cuajando
muy lejos de su ego y sus decisiones
pero todo lo que cuaja
lo hace con nuestra historia inadvertida
lo que nos ha pasado sin mucha percepción por nuestra parte
ella trabaja los cuadros que nos presenta
con reales e imaginarios de nuestro haber
y los va presentando a su antojo
por los caminos que va abriendo para nosotros
En la telenovela coreana
Romance is a Bonus Book
se dice que lo justo de esta vida injusta
es que solo vivimos una vez:
cada instante, cada cuadro solo brilla una vez,
aunque creamos que son parte de una rutina
que viviremos mil veces.
Lo que se repite es la diferencia, decía Deleuze
La parte más escondida de cada escena
será la que ella usará para sorprendernos
y sintamos con alma enternecida
que solo pasa cada evento una sola vez
en esa única vez quiero encontrar consuelo
en alguien que sea como un libro
un gran libro que aunque no cambie el mundo
merezca ser leído por todo gran corazón,
un libro escrito sólo para mí
el poema de mi amor que sólo yo comprendo.
Mi amor será un libro que sólo leeré yo
y sólo yo entenderé de un tirón.
En verdad ningún libro cambiará al mundo
pero trastornará completamente
al único corazón que le está destinado
como la fresca flor hecha sólo para su moscardón.
Quizás no sea como decía Marx
que los acontecimientos ocurren dos veces
una como tragedia y la otra como comedia.
Quizás todo ocurra sólo como tragedia,
aunque nos parezcan solo risibles repeticiones.
Los acontecimientos nos golpean
con la fuerza de una única tirada de dados.
Cada vez tiramos la suerte
en un único cielo estrellado
que jamás volverá a repetirse,
por más que las eternas constelaciones
no cambien sus dibujos
en nuestro tiempo humano.
Cada respiración que sostiene nuestro fuego
es única y definitiva:
entierra para siempre
en el cielo de nuestro tiempo
un diferencial de mente más entraña
que nunca volverá.
Nuestra vida, en su latir silencioso,
es una perenne despedida
Se trata de querer y amar con locura
lo que la vida franca
nos va programando
con los harapos que vamos desechando.
Es por eso que no cabe la tristeza
ni se permite a una vida bajar nunca el ánimo.
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Villa Mercedes
Marzo 28 de 2019
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