La mañana era virgen radiante
y cantaban su himno soledades
desde sus barrancas simétricas
mientras iluminaban sus sílabas
las flores libres del patio
y bailaban con sus pétalos sensuales
las tonadas anónimas del viento
producían el nuevo poema
sin órganos ni cuerpo en oscuro,
pura superficie de luz y alma
un cierto aire de bohemio duro
flotaba nítido con los vivientes
invitando al pensar sólo en bruma
sin sujetos ni otros complementos
fluye nuevo tono a la jugada
tiemblan las corcheas del Meridion
y un chelo de cuarteto en hondo mar
montaba viaje sin fin de algún dios,
nunca el triste dios de las pandemias
sino un ágil bailarín de platós,
hacedor de las olas que lo melodian
viene un pariente de antigua noche
a sublimar esa luz de oros primos
en alquímicos vientres del derroche
y hundirla en el exceso de rayos últimos
mientras violines brutales de ira
retienen fragmentos del día en fuga
candentes de toda la vida-brega
cerraba de nuevo fatal noche
con nubes en humo gris sin pira
que tronaban con voces tenores
anunciando a los rayos en fila
que ardían en bordes de arreboles
funesta letra en son de tambores
signaba la entrada de los milagros
lontanas apariciones de selva honda
pregonaban solemne medianoche
al imperio de lumínicas arborescencias
ancladas en la sombra profunda
arbitrario fondo de la suerte, ocurrencia
tejida con la sangre de los sueños
y los carbones de los otros muertos
volvía de nuevo rueda de limbos
con ecuaciones de rancio abolengo
ensayadas en los hornos de expertos
pa'encriptar trayecto y acontecimiento
en la nube gris de mutua mortaja
en que se abrazan contra cielo oscuro
tierra y cosmos y horizontes desiertos
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Junio 26 de 2020
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