domingo, 31 de enero de 2021

Llanura azul cian




Después de llegar a la 
llanura azul,
el alma se explayaba en frescos botones crema
que cantaban en notas evanescentes,
botones florales de notas ahogadas
que guardaban angustiosas mentes
y desértica soledad bañada en lágrimas y sal.

Esas flores guardaban el corazón partido en mil pedazos:
algunos fucsia de antiguas alegrías
y radiantes amores en reposo,
y muchos negros de infartados trozos,
combustas esperanzas de fallidos días, 
sumergidos en nieblas indistintas.

La llanura de armónicos colores 
invitaba con su sol abandonado
a dejarlo todo atrás
y echarse a rodar y cantar, 
darse a los ardientes brazos,
a los besos indefinidos de bosques y florestas.

Qué importaba lo que quisiera el hado
y nos dictara nefando el pasado
sólo a esa luz y a esos pétalos infantiles
habría de escuchar;
nada frenaría mi aliento
ni mi ansia de esos dulces pechos,

bajaría desbocado,
pisando lilas y claveles,
hacia aquel acuífero sexual,
mi fondo nato:
sorbería mi pozo de colores musicales,
mi preclaro cielo espiritual.

Debía hundirme en cantos de vida densa
para sentir humor volátil
levantando al infinito los pétalos de carne
que revelaban en cian el azul 
del suelo maestro en cierne,
arado en claves de soledad y silencio.


José Guillermo Molina Vélez
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Enero 31 de 2021

domingo, 17 de enero de 2021

Te llamo desde el suelo




Desde la florida sabana
pintada de menta y diente de león,  
anís y margaritas en blancos y amarillos,
desde este suelo lleno de nacimientos,
los unos rítmicos los más escasos,
otros multiplicándose sin ton ni son
y otros con manguala en desatino...

Desde esta playa de náufragos, 
entre todo tipo de restos y eventos,
clamaba mi soledad por tu ausencia.
Las voces sucumbían entre cruzados vientos.
Y tu ausencia se llenaba de difusa presencia.
Mi soledad se poblaba de fantasmas,
fantasmas grito floreciendo desde los fangos.

Te llamo en corales desde el suelo,
los bajos fondos, los lodazales,
con graves arpegios gravados en cristal
y todo punto revelaba tu ausencia,
toda búsqueda resultaba banal,
todo el campo tenso por tus pasos colosales,
el cielo encima se disfrazó de duelo.

El mapa del suelo tenía relieves y brillos
grabados en punta de diamante
y sus geoformas acusaban huellas
de fantasmas o inidentificado mutante
vagando a zancadas por milenios
sobre el suelo de sangre inocente
que habían derramado muchos cuchillos.

Era el suelo de sangre y de huesos
que amasaron los ancestros, la piel
de la serpiente multicolora de la vida
que cuarenta vueltas le daba a la tierra
buscando qué respondería a tu nombre
qué podría ser nuestro albergue fiel,
más allá de las promesas de ardientes cerezos.

Te llamo desde el suelo de coros infinitos,
barrenan tus estratos de carne historia
mis afilados desentonados gritos 
plegarias de espinas trepanan la escoria
que guarda silente la miel de tus aguas
recogidas por milenios en la piel de musgos
que inauguran en son vitales circuitos.

Cristalino son musitan líquenes del páramo
en tierna sonata de siglos al amor de los acuíferos:
las madres hondas reciben cantata de gotas,
mi vieja soledad disuelta a cántaros
entre besos líquidos de tu presencia en gramo,
materia neta de espíritus vagabundos
navegando en voluptuosos meteoros.

José Guillermo Molina Vélez
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Enero 17 de 2021

Empuñar el mundo: la gran fuerza mental

 



Había unos preámbulos, unos introitos
mientras se rompían severas cadenas
que nos ataban al mundo,
al que pronto habríamos de cifrar,
al que llevábamos en las venas
y luego habríamos de empuñar 
y a pulso orientar su esquizo rumbo
por mares de dementes conceptos.

Podríamos jugar todos los sujetos,
desde algún grumete hasta el capitán,
e incluso el pirata y bandolero,
¡que no podía faltar en mares boicot!
Y luego de comprender al ser entero,
empuñaríamos el timón como pilotos
del avatar sereno que, en revuelto mar,
conquistaba en los sueños su complot.

Reventar cadenas, sostener y empuñar,
mundo abajo, encima y a tiro de alas.
Mundo a lo ancho, a lo hondo y del Otro
cosmos de mapas a hombros de Atlas
en ese hiperplano de posibles aguijones:
Era el plano que dimensionaríamos con el soñar
y que alcanzarían sílabas vírgenes,
rompiendo tinieblas de túnel sin rastro.

Franca escritura en juegos limpios
trazaba líneas de riesgo en mar y tierra,
de la mano de incógnitos titanes
penetraba bosques y vergeles
atracaba islas y pávidos cantiles
derrumbaba dioses y demonios,
desposaba musas y sirenas
que entonaban la canción bizarra.

Hilos caóticos de su Canto
rondaban islas de misterio
donde templaban su ritmo las cadenas
que entre arpegios de nueva luz 
amarrarían el sutil imperio 
a los hombros de místico gigante,
hasta hacer derramar llantos a su cruz
lágrimas de flores en clave de penas.

Arrastraba consigo cielos y tierras
se bebía los ríos de los bosques
y danzaba ebrio con loco aroma de jardines
mientras aves y hadas picaban sus entrañas.
Su viaje de hinchados versos choques
animaba en su danza las gibas de montañas,
bajo las lunas tiernas de sus ojos febriles
combaban los cielos agotadas horas.


José Guillermo Molina Vélez
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Enero 1-17 de 2021



viernes, 15 de enero de 2021

Mechitas Jazmín





Tan solamente por ti

a ser tu sombra caí

bendita mujer tú sí

fuiste todo para mi

tu gloria renace aquí...

tu vives siempre... viví

en tí lo mejor de mí

Mechitas de letras jazmín

que cantan las hadas sin fin


Tocado entre dueto Arlequín 

Jerito y tu duz Josefin.


Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes

Enero 13 de 2021

sábado, 2 de enero de 2021

Ombligo de cristal




Bajo tu risa de fresa y frambuesa

se  cuajaba tormenta de oscuros cielos 

que en tornado penetraban tus adentros

de noches, primaveras y paraísos

y modulaba tu piel de amable brisa


Gravitaban tus sinuosas curvas

en torno a su inmóvil estrella polar

el gran cristal de tu celestial ombligo

iluminando los sueños de las divas

dueñas de la noche molecular


Rico hablar de tu vientre y de tus senos

y del nutriente flogisto de tus sexos

el gozo en rosa de íntimo crepúsculo

en que danzaba tu sangre de continuo

y tu gitana mora tornaba sus ojos agarenos.


Sobre sus senos en pezones de oro

muy capaces de lejanos horizontes

brillaba la piel en tenues perlas,

ambientando dorados oestes

e ingentes grillos y ángeles concertando en coro.


Por esos cielos de arreboles

viajaban naranjadas gacelas

el famoso sol de los venados y venadas

descendía silencioso al Hades

encendiendo las crestas de los árboles.


En su vientre lo guardaba noche eterna,

al cuidado de los dorados pezones

reposaba su sed de dioses,

engendraba desde el nivel medio

la enmarañada malla nocturna.


José Guillermo Molina Vélez

Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes

Enero 2 de 2021