pintada de menta y diente de león,
anís y margaritas en blancos y amarillos,
desde este suelo lleno de nacimientos,
los unos rítmicos los más escasos,
otros multiplicándose sin ton ni son
y otros con manguala en desatino...
Desde esta playa de náufragos,
entre todo tipo de restos y eventos,
clamaba mi soledad por tu ausencia.
Las voces sucumbían entre cruzados vientos.
Y tu ausencia se llenaba de difusa presencia.
Mi soledad se poblaba de fantasmas,
fantasmas grito floreciendo desde los fangos.
Te llamo en corales desde el suelo,
los bajos fondos, los lodazales,
con graves arpegios gravados en cristal
y todo punto revelaba tu ausencia,
toda búsqueda resultaba banal,
todo el campo tenso por tus pasos colosales,
el cielo encima se disfrazó de duelo.
El mapa del suelo tenía relieves y brillos
grabados en punta de diamante
y sus geoformas acusaban huellas
de fantasmas o inidentificado mutante
vagando a zancadas por milenios
sobre el suelo de sangre inocente
que habían derramado muchos cuchillos.
Era el suelo de sangre y de huesos
que amasaron los ancestros, la piel
de la serpiente multicolora de la vida
que cuarenta vueltas le daba a la tierra
buscando qué respondería a tu nombre
qué podría ser nuestro albergue fiel,
más allá de las promesas de ardientes cerezos.
Te llamo desde el suelo de coros infinitos,
barrenan tus estratos de carne historia
mis afilados desentonados gritos
plegarias de espinas trepanan la escoria
que guarda silente la miel de tus aguas
recogidas por milenios en la piel de musgos
que inauguran en son vitales circuitos.
Cristalino son musitan líquenes del páramo
en tierna sonata de siglos al amor de los acuíferos:
las madres hondas reciben cantata de gotas,
mi vieja soledad disuelta a cántaros
entre besos líquidos de tu presencia en gramo,
materia neta de espíritus vagabundos
navegando en voluptuosos meteoros.
José Guillermo Molina Vélez
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Enero 17 de 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario