lunes, 28 de febrero de 2022

Vino de infinito




Gran banquete del sentido 

se remueven los cayos insensibles 

para el mudo brindis con los reyes del cielo

a bordo de las arcas del olvido

entre todos los mares inestables

buscando algún firme suelo


las ideas tránsfugas

aladas y contingentes

se colgaban de elixires

alcoholes y nepentes

para llegar al polvo de un poema

en las harinas íntimas del tiempo


con esencias de sutil fortuna, 

(rescoldo de fuegos en revuelo),

colgadas de las alas del vino

en los colores airados de la uva

nos llegaban los artificios del cielo

por el más florecido camino 


nos abría a la sensación de infinito

traía el amplio espacio del desierto

y la fresca inocencia de los bosques

bajo el pulso histórico de la sangre

veteada de razas y colores sin cuento

que suscitaban todo el misterio del mito


el vino era la sangre del tiempo

sus series de nobles alcoholes

prensaban genios y almas del campo

sus ríos soltaban soles y dichas

del sueño amoroso de caracoles

surtían las más alegres endechas


del fondo de la noche ciega

el vino extraía la más fina bohemia

y la entregaba a los amos de la vega

en estrofas de locos oleajes

para volverla poema y leche de idea

bañando en luz los ignaros parajes


José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, finca Franja Lunática

Febrero 28 de 2022



     



martes, 22 de febrero de 2022

Niebla madre


  

Amanecía envuelto en finas gazas

aún retozando entre los nebulosos brazos

toda la grama cubierta de celestes regazos

era espectáculo de algunas montañas sagradas

sumergidas en páramos de leche astral

con altares de pan y vino de hadas

construidos en hieráticas terrazas


era la posesión abrazo de la diosa madre

era una sesión eterna sin tiempo

de la que no se conocía pureza 

siguiente ni anterior en existencial trompo

en ninguna fiesta diurna de sacrificios al padre;

siempre listo el dulce aroma de sus labios fresa

solo la madre eterna en la sombra nocturna


Amanecía en rosa iluminada

y yo me arrojaba en sus brazos neblina 

en el gran frío recobraba mi pulso de amante 

mi sereno tono al compás del alma inmensa

mis sueños se alisaban con la pradera imponente

y en el arroyo cantaban acrisoladas ninfas

historias de rocas, ángeles y nube densa


el aguacero se vino en silenciosas gotas

que solo contaban diminutos besos cristal

guardados por la noche para el nuevo sol vida

al brillar después de cremosa alborada

animando de la gran feria eléctricas notas

que marcaban gradientes en el alma

trazados en escalera celestial


Vendría luego la gran danza terrenal

que se jugaba de lleno entre horizontes

al nivel de endogradientes nulos

que revivían el puro evento colosal

de sostenidas intensidades inmanentes

que mantenían en fuego y silencio

la llama entera de la vida andante


José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, finca Franja Lunática

Febrero 22 de 2022

viernes, 18 de febrero de 2022

Meteoros 77

Meteoros con botas de setenta y siete leguas




Meteoros con botas de setenta y siete leguas

alas chispeantes y cristalinas

saltaban en bocanadas frías 

por sobre lechos de emotivas aguas 

de monte en monte en hordas impías

pisando donde el verde brotaba en llamas

cuidando las augustas colinas

 

cubiertas de milagroso maná mañanero:

la leche y la miel que daría el nuevo Sol.

A veces entre espesa nube o negro tablero,

Ellos traían la estrella en pétalos del dios

y se llevaban su oro-sangre en harinas

al madurar la tarde en montañero ocaso

y traer para la noche la gema del amador

su alma a zancadas sobre exaltadas cimas

para cubrir el vital salto en el abrazo,

la amplia y dinámica falla, en el dulce beso

 

en vivo devoraban tez de mundo

roían las pieles nudas del astro

o cambiaban sus harapos por paños nuevos

ellos llevaban traían 

sembraban y arrancaban

cambiaban a su amaño las caras de los días

y en noche oscura arrojaban restos

formando broncíneos ensueños

para volverse leyenda en melodías

el rodar de los más longevos

 

los más jóvenes marcaban su huella honda

por mares jardines y desiertos

meteoros de reciente ingreso

barrían en corales juveniles

praderas infinitas de florido piso

y felices se perdían sin rumbos ciertos  

por rumorosas sendas de la fronda

 

llovían sobre campos, casas y ciudades

o soplaban con sus enormes trompetas

en las direcciones de las nubosidades

afilando arcos en milagrosos iris

todos llovían en grandes miríadas

y en rebaño de gotas alegres

corrían abismo saludando montunas hadas

que esperaban su paso en gélido mutismo, 

siempre fieles a sus danzas sagradas.

A su paso temblaban selvas al compás de cataclismo

 

Y ese paso de ellos

Entre marcha y tropical danza

Era casi siempre el mismo

salpicado de repentinos frenos

y de insospechados avances subrepticios,

entonado en todos esos picos y sierras

que gustaban a cóndores y águilas

en cordilleras de américa bienamada

se soltaban en himnos libertarios

que consagraban flores y pájaros de fiestas

 

de océano a océano movían cantatas

activaban intemporales arenarios

conectaban danzas y ritmos con fuerza viviente

traían ángeles y corsarios

y fuego infundían en raíces del continente

sincronizando baterías de animados volcanes

suscitaban sismos por falla Romerala

y nuevos timbres arrancaban a tectónicas placas

 

era el planeta entero en castañuela

el que pasaba silbando sinfonías

por cada oscuro rincón de floresta fecunda

ajustando placas y escudos de escuela

en febriles danzas de selva profunda

bien pisados como quedaban en rosa sangre

toda Tellus en bailes de roca estremecía

sobre campo listo para rito en volcán-fiebre

 

Su paso en infinidades de coros

a veces tronaba en fósforo de tormentas

a veces encabalgaba veloces céfiros 

a veces entonaba las dulces serenatas

que arrullaban los sueños en neblinas

y cubrían de flores los prados alboradas

hundidos en cariciosas lloviznas


 

José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, Finca Franja Lunática

Febrero 18 de 2022

 


domingo, 13 de febrero de 2022

Meteoros con botas de siete leguas


 


Meteoros con botas de siete leguas

chispeantes y cristalinas

saltaban en bocanadas frías 

de vagabundas aguas

de monte en monte en hordas baldías

pisando donde el verde era más brillante

cuidaban de  augustas colinas


cubiertas de milagroso maná mañanero:

la leche y la miel que daría el nuevo Sol.

Ellos lo traían y se llevaban oro en harinas 

al madurar la tarde en filón montañero

y preparar para la noche el gran diamante

volando a zancadas de los morros por las cimas

para cubrir el programa del gran pezón


roían las pieles nudas del mundo

o cambiaban los harapos por paños nuevos

ellos traían y llevaban

sembraban y arrancaban

hacían leyenda los más longevos

mientras los más recientes

barrían praderas y caminos sin rumbo 


todos llovían en grandes miríadas

y en rebaño corrían abismo

saludando a las montunas hadas

que esperaban su pasaje en pleno mutismo, 

siempre fieles a sus danzas sagradas.

A su paso temblaban al compás las selvas 

demolían orgullos en cataclismo

      

mientras todo lo civil caía en caspas

metafísicas ruinas de antiguos besos

prodigados en lo unánime posible

en la espesa greda de los caminos

en ocultos recodos  traviesos

escondiendo loco amor inasible

capaz del mundo poner en chispas


corrían como gozosos testigos

de infantiles amores en quiebra

que gestaban los coros de amigos

noche a noche entre la parda sombra

cuando latían en el silencio

amantes notas de serenata

sembradas en almas que reverencio


corrían a empellones para oír la cantata

y la singular voz de sílfide angélica

que flotaba entre sinuosas colinas

modulando amor en ondas de roca

nacido en suaves senos de heroínas

y bendecido con dulce de cascada

cuando templaban su canto los ruiseñores


traían y llevaban los vagabundos 

uno sobre otro fluían los meteoros

vigilando los devenires de los vivos

su arduo trajín tras ingratos tesoros

infundiéndoles el vigor de roquedales

para que sus vidas brotaran en racimos

y solo himnos se oyeran en los submundos


esos gigantes que trasegaban el mapa

cuidaban de la tierra su salud en flores

y de los vivientes sus risas rozagantes 

velaban por radiante alegría en toda capa

eenvolvían a la madre 'n gasas de sabores

y rodeaban sus danzas exultantes 

con sedas de gitana que te atrapa


gitana 'e brunos tonos en nocturna danza

ponía a oscilar el suelo con su voluptas

y el aire temblaba con sus caricias 

empujados por ventarrón de fiestas

difundían alegrías y esencias

los ebrios y nocturnos meteoros

y en dulce noche niebla de bonanza


Su paso en infinidades de coros

a veces tronaba en fósforo de tormentas

a veces encabalgaba veloces céfiros 

a veces entonaba las dulces serenatas

que arrullaban los sueños en neblinas

y cubrían de flores los prados luz

hundidos en cariciosas lloviznas



José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, Finca Franja Lunática

Febrero 13 de 2022