domingo, 13 de febrero de 2022

Meteoros con botas de siete leguas


 


Meteoros con botas de siete leguas

chispeantes y cristalinas

saltaban en bocanadas frías 

de vagabundas aguas

de monte en monte en hordas baldías

pisando donde el verde era más brillante

cuidaban de  augustas colinas


cubiertas de milagroso maná mañanero:

la leche y la miel que daría el nuevo Sol.

Ellos lo traían y se llevaban oro en harinas 

al madurar la tarde en filón montañero

y preparar para la noche el gran diamante

volando a zancadas de los morros por las cimas

para cubrir el programa del gran pezón


roían las pieles nudas del mundo

o cambiaban los harapos por paños nuevos

ellos traían y llevaban

sembraban y arrancaban

hacían leyenda los más longevos

mientras los más recientes

barrían praderas y caminos sin rumbo 


todos llovían en grandes miríadas

y en rebaño corrían abismo

saludando a las montunas hadas

que esperaban su pasaje en pleno mutismo, 

siempre fieles a sus danzas sagradas.

A su paso temblaban al compás las selvas 

demolían orgullos en cataclismo

      

mientras todo lo civil caía en caspas

metafísicas ruinas de antiguos besos

prodigados en lo unánime posible

en la espesa greda de los caminos

en ocultos recodos  traviesos

escondiendo loco amor inasible

capaz del mundo poner en chispas


corrían como gozosos testigos

de infantiles amores en quiebra

que gestaban los coros de amigos

noche a noche entre la parda sombra

cuando latían en el silencio

amantes notas de serenata

sembradas en almas que reverencio


corrían a empellones para oír la cantata

y la singular voz de sílfide angélica

que flotaba entre sinuosas colinas

modulando amor en ondas de roca

nacido en suaves senos de heroínas

y bendecido con dulce de cascada

cuando templaban su canto los ruiseñores


traían y llevaban los vagabundos 

uno sobre otro fluían los meteoros

vigilando los devenires de los vivos

su arduo trajín tras ingratos tesoros

infundiéndoles el vigor de roquedales

para que sus vidas brotaran en racimos

y solo himnos se oyeran en los submundos


esos gigantes que trasegaban el mapa

cuidaban de la tierra su salud en flores

y de los vivientes sus risas rozagantes 

velaban por radiante alegría en toda capa

eenvolvían a la madre 'n gasas de sabores

y rodeaban sus danzas exultantes 

con sedas de gitana que te atrapa


gitana 'e brunos tonos en nocturna danza

ponía a oscilar el suelo con su voluptas

y el aire temblaba con sus caricias 

empujados por ventarrón de fiestas

difundían alegrías y esencias

los ebrios y nocturnos meteoros

y en dulce noche niebla de bonanza


Su paso en infinidades de coros

a veces tronaba en fósforo de tormentas

a veces encabalgaba veloces céfiros 

a veces entonaba las dulces serenatas

que arrullaban los sueños en neblinas

y cubrían de flores los prados luz

hundidos en cariciosas lloviznas



José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, Finca Franja Lunática

Febrero 13 de 2022



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