las espirales lo querían
y apuntaban ese objeto
en nuevo monstruo y fuego
que en sombra abrazarían
las gélidas mañanas de enorme reto
para poner al día
en franca gracia
la enorme radiancia del nuevo sol
nueva plusvalía gran oasis
en las mallas del desierto en ardor
gran dador de matinal fragancia
y de vivo color rozagante
pleno de luz y calor que late
capaz de infundir tan infinita felicidad
en los simples pétalos de una flor pasajera
esas gélidas nieblas espiras trance
navegaban hacia el centro de la masa
sedientas de todo ese salterio
que albergaba en apiñadas uvas de vino
la evidencia absoluta de su presencia santa
sobre su vacío se lanzaban
en oleadas de intriga y misterio
y desconocidas silábicas marejadas
volviendo perlas y brillantes versos
los calientes arenales en destierro
pues el cierre de las sólidas tinieblas
sobre los seres en la luz inmersos
se llega como noche de tiernos abrazos
hecha suma de prodigios en abismos violas
espigados en erectos espinazos
espigas de eterno puro marfil
se erguían entre las endebles praderas:
osamentas honorarias entre dejadas cenizas.
Volverían sin cesar entre eólicas piruetas
capaces de todas las sonrisas
volvería el viejo áspid del viento
con juetazos de diversas partes
inesperados fríos y temblores
que sin aviso llegaban del esfero mundo
en perpetua digestón de sus humores
José Guillermo Molina Velez
San Pedro de los Milagros. Franja Lunática
Junio 22 de 2023
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