corría el delicioso verano
días de cielos azules decembrinos
y perfumadas brisas de flores náufragas
dulces cyanes surcados en silente grima
de vaporosos boomerangs invictos
totems de olvidadas guerras
al rojo vivo mantenían viejos conflictos:
en el transparente cielo seguía escrito
con indeleble e invisible tinta china
el relato en caraceteres universales
de vivos dramas y sangrientas pugnas
de los millones de años de sangre y lágrimas
que han tributado al cielo
enteras especies de víctimas
-como bien se lo merecen dioses y honduras-
por refinar sus genomas de grafito
entre tan exigente atemporal lima
de afilados dientes en espacio-tiempo
entre lagos de letal letargo
en que la lucha de toda fiera especie
presa en las espiras de la vida incesante
ha refinado sus cadenas de armas y miel
hasta conseguir escritura imperceptible
sobre la gigantesca página a cielo abierto
digital palimpsesto que en sinfonías
del universo hacía crónicas y videos
en alborada, de agua, limón y café,
mediodía al vino con danzas de nereidas
y ocaso en carne y sangre de multicolor piel
así aparecían en tríptico los días
se difundían en silencio sus nubarrones
con las horas y las hemeras
ardían en llamas de justicia
los restos inconexos tizones
de sueños en matinal verde
ya sin claves ni álgebra posible
y condensaban en la mística tarde
los nuevos sueños crepusculares
que fundarían el siguiente Caos
constelados por los brillos de la noche
que se sembraban en largas columnas
sobre palimpsestos de mares y sombras
como vangoghianas estrellas en lagunas
jose guillermo molina velez
Valle de San Nicolas
Dic 9 de 2023
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