uno dos y quizás un trío
y luego el infinito en barroca sonata
cuando ya se oye seco cual si fuera otro
rebote cualquiera en la prieta andanada
del mar contra las playas
los saltos en trote de inocente río
otro número concreto en la marejada
en la prisa de borrascas de arenas
y los saltos sobremontados de la manada
en la prisa de los pávidos simunes
hostigando tribus, árboles y fieras
sacadas de bucólicas cuevas
la caída en apeñuscados rebotes
de innumerables cifras
aunque solo se percibieran
dos, tres o cuatro empaquetados
que incluían de facto el infinito
no el de Aristóteles solo potencial mas imposible
sino el infinito Cantoriano actual,
que micra a micra constituía lo real
vibrante multiplicidad en cada quantum
intensivo e inmediato
que latía entero en cada cifra finita
sensible y absoluto en su diferencia
al alcance de maravillosa intuición total
ola infinita con cabeza de espira
y de ave señera
muy dueña de su sino
y su irremisible horizonte
como ola de olas
en la gran tormenta:
gran salto del Solitón
en verdad
en lo increíble e irreal
ningún eslabón de una cadena conducía
al estelar Alef del lumínico arenal
fuego del zarzal que ardía
en el instante nulo
dios de lo uno y lo múltiple
toda alma nacida en túneles de sueños
conocia sus sagradas cimas
de diamante puro y verdadera luz
y se desvanecía en humaredas
por subrepticios túneles
que se abrían en demoniadas minas
entre castillos de volátiles arenas
la danza en rebeldes olas
era el embrujo del gran cónclave
que se revelaba en pétalos, alas y flores
y en la música de ángeles y gnomos
nacida en volcanes de burbujas
que llegaba en las crestas de rojos besos
que adornaban de los vientos sus salvajes rondas
José Guillermo Molina
Franja Lunática y La Cabañita
Dic 30 de 2023
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