se habían detenido de repente
Mi cuerpo aterrado al pie de ese monte
cantaba parálisis de mi relato
Quedaban al desnudo mis versos rocas
expuestos al viento y a los meteoros
mi pávida fuga en páginas cósmicas
mi pueril terror bajo mundanos coros
Agua y fuego jugarían mi alma niña
y escribirían el mágico poema
en tinta de amores y crucial riña
sobre el libro oscuro de siglos en coma
Se habían apagado los géiseres sin tiempo
Quedaban al desnudo mis versos rocas
expuestos al viento y a los meteoros
mi pávida fuga en páginas cósmicas
mi pueril terror bajo mundanos coros
Agua y fuego jugarían mi alma niña
y escribirían el mágico poema
en tinta de amores y crucial riña
sobre el libro oscuro de siglos en coma
Se habían apagado los géiseres sin tiempo
de mi alegría inagotable hervor sangre?
Vivirían por siempre de su contento
devorando su ración de amante tigre
Molerían mi inercia risas barrocas
en mil pedazos rajarían mis yesos
y echaría a cantar mi alma con mil bocas
dudando feliz entre verbos y besos
Vivirían por siempre de su contento
devorando su ración de amante tigre
Molerían mi inercia risas barrocas
en mil pedazos rajarían mis yesos
y echaría a cantar mi alma con mil bocas
dudando feliz entre verbos y besos
romperían la lámina indiferente
que me envolvía en crueles hilos de mundo
para dispararme al indómito frente
que me envolvía en crueles hilos de mundo
para dispararme al indómito frente
en busca de su vientre fecundo
debía pactar con mi loco corazón
y devolverle sus flujos salvajes
sus latidos sólo podrían honrar
a la diosa del candente amor
Si aún latía mi redivivo soplo
tras la felicidad sin fondo oscuro
que me daba su leche en sensual templo
Si aún latía mi redivivo soplo
tras la felicidad sin fondo oscuro
que me daba su leche en sensual templo
a sus pies se astillaría el bloque duro
y en la danzante superficie del mar
vagarían sin forma mis cenizas
vueltas estrellas de su claro mirar
o volviendo a las playas en calizas
buscando con sed médula de hueso
en las jugosas flores de sus selvas
o entre los labios frescos de su sexo
que guardaban con celo oscuras cuevas,
donde cantaban los vientos del cielo
sus impías canciones de universo
hechas de vidas y muertes en verso
escritas con sangre en su puro velo.
Sólo volverán a danzar mis trajes
y en la danzante superficie del mar
vagarían sin forma mis cenizas
vueltas estrellas de su claro mirar
o volviendo a las playas en calizas
buscando con sed médula de hueso
en las jugosas flores de sus selvas
o entre los labios frescos de su sexo
que guardaban con celo oscuras cuevas,
donde cantaban los vientos del cielo
sus impías canciones de universo
hechas de vidas y muertes en verso
escritas con sangre en su puro velo.
Sólo volverán a danzar mis trajes
cuando ella avale mi brutal calor
y vuelva a besar con ardor de sol
su piel virginal de flores matinales
y vuelva a besar con ardor de sol
su piel virginal de flores matinales
Las sedas tersas de mi diosa Isis,
en su incesante creación de mundo,
me revelaban, en lo más profundo
de solitaria canción parálisis,
la equivalencia de amor y soledad
decretada en núcleos de alma,
la ecuación entre danza e inmovilidad
que vivía en la música del poema
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón – Villa Mercedes
Abril 15 de 2019
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