Olas que borran toda voz antigua
para sonar su único rugido
o de la abstracta Diosa
que en la rúa yace amorosa?
¿Juzgará, adoctrinará,
susurrará palabras sin sentido,
pura brisa fresca,
pero con todo su aroma
de salvaje y errabunda esencia?
¿Invitará al abrazo y al amor?
¿Llamará al cálido beso
al roce tembloroso de sus labios?
¿A disolverse en sueños
entre sus nubosos brazos
a riesgo de perder el piso?
Pero la Voz no es codificable
ni depende de ningún significante.
Es más como un aroma
inapresable
que se gasta y se va
se difunde grácil
y desborda cualquier casilla.
Pasa como un milagro vivo
que no logrará citarse
sólo perfumará el espacio a su paso
durará escasos segundos,
dejando el alma en vilo
vacilando en el abismo
sin seguro alguno.
Será una voz extraviada
sin sujeto que la posea
un canto flotante
sin ego que lo pronuncie.
Puro vector de viaje,
alado embrujo imposible de repetir,
volátil sortilegio
que enrarece el instante
y vacía de objetivos la flecha del tiempo,
la llena de imprevistos y aventuras.
Es más una voz que seduce
que una voz que domina
Una voz a tono con las flores
mutantes y disolutas
antes que marcada en sílabas
por rocas y quietos monumentos.
Voz de imprecisos ensalmos
que arrastra como potente música
sin convencer ni adoctrinar;
sólo como una ola de aladas almas.
Voz de poemas absolutos
que dan vida al aire
y a las olas
empujan a los vientos
y a las amantes
modulan las sirenas
en las pieles erizadas
y graban sus martirios
en almas de poetas
Jose Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Abril 7 de 2020
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