viernes, 24 de abril de 2020
Canto de la Soledad
Su fagot profundo,
era un canto sin mundo
de remembranza o de augurio
en inminente crepúsculo
se presentaba con o sin arreboles,
en la tarde y con el tibio amanecer
de diosa virginal, rosada tez
y cantaba su nota única
en limpios bemoles
de relax y reflexión
Invitado por el gran aristócrata
del silencio y la meditación
se era conducido al límite sin voz de la emoción
Allí habitaba el perfecto silencio de concierto
la felicidad absoluta
de su canto hondo y primo
Con su canto de solitario músico,
experto en ocasos y alboradas
se asistía al comienzo del mundo,
al origen de las palabras gemas
de sólo alabanza y acción de gracias
entre los poros del aire fecundo
y cuidaba los corredores del bosque
fundando su treno almas de poemas
y dando sentido al día mágico
que escribía páginas en dicha y albergue.
Nacía el día con su agorero canto
alabando en oro al sol su hermano mayor,
su parca nota bendiciendo al silencio
y desde el coro del intrincado monte
elevando sin prisa su ajena oración,
traía sobre la selva gran bendición
y el cielo azul de su cabeza inocente
ponía al día en metástasis de gloria
y una aureola de exquisito deleite
cerraba en santuario vida milenaria.
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Marzo-Abril 2020
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