lunes, 18 de diciembre de 2017

Tinta de vino añejo

Salí por vino
Para escribir en sangre
Sobre el cielo de tu cuerpo ardiente
El libro cristalino
Que contenía palpitante
Mi analfabeto pellejo
Cual grosero bosquejo
De inacabado dios insangüe

Para escribir en meliflua linfa
Sobre las páginas volcánicas de tu pasión ilímite
Enmarcando en suaves pétalos tu donaire
Tu volátil risa
Que llenaba mis horas de paraíso
Y preñaba de orquídeas mis desiertos.
Tu amor simple diluía en miel barroca
Los truenos de mis ásperas ideas

Si quedé sin piso
Si me dejaste al aire
volando con mi sexo loco
Sólo quedaba escribir en seco
con indeleble tinta de melodía
Que al alma en delirio sumia
Tras volátiles cuerpos de ninfa
Dibujados en la piel abstracta de la roca

Sólo quedaba escribir con miel sonora
De metafísica sustancia trasparente
Y escribir sobre páginas de carne
Que me trajeran el sueño
de tu cuerpo delicioso
El incendio de tu alma amante

y escribir con metafísica sustancia
Transida de brutal deseo
todo selvas y perfumes de florestas
Selvas y caminos solitarios
al imperio de tu lengua rayo
Dibujada con el rojo de la sangre vino
Que brotaba de nuestro amor fecundo
Bajo el ritmo irracional de nuestros pechos

Selvas eroticas y pozos de vino
Para navegar con la nave de los locos
Contigo y conmigo
Navegaban en puro amor los innombrables
Las almas inocentes
Las cifras sueltas de los puzzles públicos  
Componiendo la música íntima de la sinrazón
Las autistas melodías del mar ebrio

Erigías jardines y silencio
En la piel hueca de las cosas
Y llenabas de Bohemia y emoción
Las sábanas frías
Las estériles Landas
De los páramos abstractos.
Las nieves germinaban aladas rosas
Al calor de tu sangre en perpetua danza

Presidías  el celestial oficio
Regando arena de tiempo sacro
En los montes brumosos del Olympo
Fundabas abisal silencio
En el seno de la música misma
URDIDA CON LOS CANTOS INOCENTES DE LAS BESTIAS
sus CANTOS carentes de significancia
Y plenos de amor y sentimiento

Fundabas tiempo y evento
En el seno del vacuo esquema
Y a tu paso de Infante amante,
Se inflamaban de lava los volcanes
Se coronaban de alegría los infiernos
Y brotaban azules cielos del abismo
Florecidos de versos en diamante
Que en bruscas y alquímicas claves
Inventaban la historia de los siglos
Con que hacían su piso los avernos

Eras mi tinta de poema
La Madre de mi estancia         
Silenciosa y calma.
Llegabas siempre por el este.
Con el fresco viento,
El nuevo pensamiento
Me insuflabas en claro teorema,
Anunciando a mi alma prohibidas nuptias
cuajadas de vegetales caricias
Que curaban toda peste.
 


 José Molina

Rionegro, diciembre 2017

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