sábado, 29 de febrero de 2020

Pasión Abstracta



Se me iba amor del corazón en vilo
siguiendo huellas del fiero infinito
que armaba en volcán guarismos bacilo
entre las cifras del medible mito.

Iba mi amor de lo humano a lo abstracto,
de mi pasión por una virgen tierna
a mi obsesión por número compacto
que locuras guardaba entre su urna.

Nada me producía más emoción
ni me despertaba ardor más animal
que sentir escarbar al irracional
entre las glorias de entero panteón.

Ellos se trazaban su senda oscura
entre rutas precisas de elemental
y a ciegas ganaban vida futura
en forma de incalculable decimal.

Expresaban sacras vísceras de Dios;
Su amor obscuro de indeterminado
Fundaba los juglares en careos
Que ardían en aliento congelado

por trasnochadas calles de universo,
hechas al ocurrir de racionales,
regidas por las métricas del verso,
que ignoraba desastres abismales.

Hacían serenatas para el monstruo,
urdidas en los tiernos silabarios
como loaba mi bohemia al menstruo
que al alba me daban mis relicarios.

Brincando ebrios entre suspensivos
extendían límites de la razón
y componían vitales motivos
para llenar las ansias del corazón.

La pena de la pérdida del amor 
se llena en grietas de la erupción brutal,
consuelo quizás del colosal dolor
que se roba el alma en rumbo galaxial.

Heredada de los cuerpos la pasión,
cundía en los reales nueva furia
y con nuevos signos de mental fruición
sembraba el universo de lujuria.

Pues con números siempre había cosmos
y con sílabas de masa-energía
nuevos dígitos siempre germinarían
como testigos del amor sin amos.

Libre ya mi corazón de artero beso,
tornaría mi alma a las estrellas
y como seña del sutil regreso
de una se acabarían mis querellas.


José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 29 de 2020

jueves, 27 de febrero de 2020

Nunca creí que el Cielo mirara




Vivimos en un Panóptico,
bajo una eterna mirada se gesta nuestro ser
toda nuestra contingencia
tiene un espectador privilegiado

un espectro disuelto
puro meteoro metapersonal
que se complace solo en hacernos visibles
encuadrarnos en espacio euclídeo

espacio de culpa o de inocencia
pero puro pecado
transgresión absoluta
y traza de neta indecencia

Cualquier curva
marcaba falta y deficiencia
nos ponía en apuros 
ante el Absoluto del desnudo espacio

el cielo es de luz
solo para espiarnos
y envolvernos en azul
entre locas geodesias de marfil

solo en la noche ciega
escapamos de sus juegos
y adentramos selvas de alhelí
poseídos por locos aullidos

quizás alcanzamos 
otras diabólicas geometrías
otros espacios no euclídeos
donde la luz se curva y oscurece

y podemos en silencio
hurgar las sombras recónditas 
de nuestro abismo
los monstruos oscuros de nuestros sueños

lo que nunca sabremos
es para que nos espía el cielo
que harán con esa información?
cómo se revertirá en nuestra vida?

esos anónimos dioses
no buscan nimiedades
sólo quieren el jugo de nuestras vidas
sólo se apaciguan con nuestro sacrificio

exigen más que nuestra escasa vida
esos dioses ese cielo 
no se tranzan con pequeñeces, 
exigen que nos pongamos en altar de ofrenda

su sed es sed
de carne y sangre de alma
de alma pecadora y frágil
con cuero de mujer

alma suave y tersa
envuelta en piel de mujer
amante y traicionera
capaz de verso y adversa

José Guillermo
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 27 de 2020

martes, 25 de febrero de 2020

Brisas oscilantes




Las hojas del jardín solitario
que persistían en un inocente no
bajo la incertidumbre de esos vientos oscilantes
sembraban un terror ingenuo
en mi nirvana atrabiliario
y templaban de incógnitas voces
mi elemental discontinuo

El ir y venir acumulaba la energía
volcán de flores furibundas
estallaba en la ardiente mañana
y arrugaba el silencio
con fuerzas inusitadas
que agrietaban la inocente porcelana
con curveteantes nucas fecundas

El no rotundo y repetido
que agitaba la paz de mi jardín arbitrario
único movimiento
en mi nirvánico silencio,
estremecía en onda muda
mi comunidad vacía
de aéreos amantes

única ecuación viviente
que motivaba una búsqueda
entre los fantasmas de la luz diurna
que presidían el discurso
entre mis silenciosas naves
hechas a los gritos absurdos del poema
que florecía sin orden ni armonía

El aire y la luz se rasgaban 
con intempestivos espasmos Vivaldianos
y se calmaban con oceánicos arpegios de Bach
para retomar las alegrías Handelianas
entre los profundos cellos
y las angelicales flautas 
que ponían el alma a flote de tambores





















rosadas sílfides guardianas 
compitiendo con las flores
llenaban de danza la quietud
y esa paz estallaba en voluptuosa orgía
trazada en Goyescos colores
de fiestas repentinas
que nerviosas se armaban con la luz

José Guillermo Molina 
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 25 de 2020









e

domingo, 23 de febrero de 2020

Indiecitos y espejitos




Definitivamente estos indiecitos 
nos dejamos conquistar con espejitos.
La idea es que yo era un indiecito,
que algo sabia de ingenuas ecuaciones,
al que una diosa de extrañas naciones 
conquistó con un simple espejito...
Algo que surtió de entre sus labios purpurinos.

No te enojes diosita mía que esto me hizo reir mucho!

Y sabes cuál fue el espejito?
Esa fresa tuya tan deliciosa,
golosina del olimpo,
y tus ojos estrellitas en diamante
como dos lejanos puñales de tiempo.
Con eso cualquier indiecito,
por matemático que sea en sus pañales,
cae rendido en brazos de su diosa
en perenne sacrificio del amante
ante el altar de absurdas promisiones.


No sea indiecito
No se deje deslumbrar por los espejitos
Jajajaja

Ya el ensalmo está hecho.
Por qué no puedo ser indiecito con semejante espejito?
Me encanta tu risa, Libertad suprema

No me choca haber caído en el ensalmo:
me dieron una felicidad desconocida
por el indiecito de las ecuaciones
y unos recuerdos que no se apagarán con facilidad, 
pura brasa ardiente entre el frío del universo.
En verdad debo mucho a esa diosa extranjera,
un poco cruel y burletera,
a su fresa deliciosa, a sus dos puñales,
a sus moritas exquisitas
y a su cálida entrepierna de orquídeas prodigiosas.

Hermosa mía
aunque en el pasado esté nuestra felicidad
cada vez te amo más
y se consagra más a tu cielo 
la luz de mi alma
mi pequeño lucero a ti consagrado.

José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 23 de 2020

miércoles, 19 de febrero de 2020

Carne y rocío






Comenzaba el día con pies de hierro
sobre celeste pasto verde en leche,
lejos de gentes, sexos y tareas
muy cerca de azul cielo en aire fresco
guardado por encarnado amanecer
bajo la risa de menguante luna
que cándida componía sus tretas.

Ya disueltas las huellas de la noche
y aclarados sus oscuros metales,
se entraba en nuevo día del cariño
que prometían pájaros amigos:
sus picos extirparon la malicia
y primaba mañana de leticia
en jóvenes actores de la selva.

Era un cielo de carne adolescente
velando el pasto de ariscos cristales
bañado en leche de diosas amantes
que provocaron el último sueño
de camino al sacro íntimo recinto
más allá de los mercados del mundo
donde doblaba su rizo eterno paraíso.

Me llevaban a la catedral del extravío,
a la dulce caverna del olvido
donde crecían los silentes musgos
y hablaban entre sí orantes flores
en vivaces lenguas de los colores
mecidas por las brisas bailarinas
que sostenían las sensuales gracias.

El filo de la aurora traslucía
sus róseas carnes de virgen nuda
frescas joyas de celestes rocíos
lucían sus orientes temblorosos
sobre el verde letargo en pradera
y un tibio sol bebe sus gotas de oro
al silente sonido de maitines.

Cantaba dulce arroyo entre las peñas
corrí a hundirme entre esa eternidad
sentí el canto detenido del cristal
y un gozo metahumano cruzó mis entrañas,
aguas de Heráclito era mi tesoro
mi herencia antigua y mi sino inaugural
camino desde siempre en total quietud.

José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 18 y 19 de 2020

domingo, 16 de febrero de 2020

Esponjas de dolor






















Ese amor que abre paraísos y copas de placer
tiene estratos de esponja viva
que absorben en el tiempo 
las cifras sangrientas del dolor
y ahondan en el alma en atroz deriva
profundos abismos de crisol.

Su altar de excelsa dicha
tálamo del soñado abrazo
se esfuma en vértigo de brutal caída
en el vacío de una eterna noche oscura
dimensionando en el infante corazón
el hondo silencio del celeste pozo.

Y se funda una cruel comuna
la dispar compañía 
de las innumerables bestias 
que vibran en galaxia
orquestando la infinita hambruna
que mueve aspas de universo.

Amor-Dolor es el divagar del cosmos
incesante serenata de amantes
cifrando en cruel poema dunas de sombras
que florecían de lunáticas perlas,
místico adorno en los pechos de las hembras
soñando con sus desaforados machos.

Eran los sueños del vacío y del desierto
que se fabulaba la mente del buen dios
mientras retozaban todas sus criaturas
en los brazos de las diosas hechiceras
y noches y días hacían concierto
con el bajo continuado de los vientos.

Estos irracionales, en tensión inaudita,
rompían en pedazos humanos antojos
en beneficio de la única melodía
que llevaba el sentir de toda la comparsa
la bendita procesión en dulce algarabía
que celebraban los sexos en abrojos.

Al cabo, cada uno amaba su farsa
buscaba en el río su diurno almuerzo
a compartir con la divina pareja
que sostendría su amor inmediato
y fundaría su dolor lontano
hundiéndose en esponjas de signo adverso.

José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 15 y 16 de 2020

lunes, 10 de febrero de 2020

Gotas de fuego



Del alto monte salían rodando
quemando la niña piel de neuronas
gotas cerebrales de encendido carmín
lágrimas de augusto empíreo volcán 
rodaban voluptuosas por su cuerpo de flores nuevas

Eran pedazos de corazón ardiente
desbocados tras los núcleos de mundo
para infundirles música y tiempo
que fraguaban con su piel amante
las eternas diosas sin olimpo

Marcaban letras profundas de amores ingratos
ardían inaugurando sones inéditos
venían de un cielo infernal
al mando de crueles dioses
que sorbían su carne de vírgenes frescas

Subtendían los mapas de universo 
para corroer los márgenes salvajes
donde florecían las orquídeas primas
los musgos más verdes, los líquenes más blancos
por encima de los pasos vengadores de rutinas

Amaban esos nacimientos y pétalos intactos
esas almas de ángeles en ambrosía
sus labios sedientos las devoraban al nacer el día:
su agua, su vitamina, su sostén en abenuz
harían con ellos su mejor poema, su canción de luz

José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 7 de 2020


martes, 4 de febrero de 2020

Voces del desierto






















Su ocre, sus dunas y su silencio
razones para amar el desierto
las voces de su aire hueco
nos curan del secular cansancio

Nos obligan a crear en cero
sin ropajes de montes ni oasis
bajo locas nubes sin azul cielo 
lejos de ideas y neurosis

Morían inanes todas las sombras
antiguas diosas caían disueltas
hechas cenizas entre eternas horas
mientras volvían caricias intactas

Eran brisas, voces, cruel pasto en llamas
sobre ardientes dunas solitarias
devorando las débiles escamas
que surcaba en lenguas legendarias

Amor de volcánicas caricias 
recreando siempre el cuerpo amante
a partir de las eternas cenizas
que danzaban en brazos del andante

El coro lo hacía el viento solar 
con su incendio y grito de diario dolor
capaz de todo ese goce ancestral
que guardaba en las arenas el calor

Esa luz del dorado desierto
vigilaba con vientos recelosos
el sacro silencio de sus noches
acendrando con mieles su concierto

José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, FInca Villa Mercedes
Febrero 4 de 2020