Vivimos en un Panóptico,
bajo una eterna mirada se gesta nuestro ser
toda nuestra contingencia
tiene un espectador privilegiado
un espectro disuelto
puro meteoro metapersonal
que se complace solo en hacernos visibles
encuadrarnos en espacio euclídeo
espacio de culpa o de inocencia
pero puro pecado
transgresión absoluta
y traza de neta indecencia
Cualquier curva
marcaba falta y deficiencia
nos ponía en apuros
ante el Absoluto del desnudo espacio
el cielo es de luz
solo para espiarnos
y envolvernos en azul
entre locas geodesias de marfil
solo en la noche ciega
escapamos de sus juegos
y adentramos selvas de alhelí
poseídos por locos aullidos
quizás alcanzamos
otras diabólicas geometrías
otros espacios no euclídeos
donde la luz se curva y oscurece
y podemos en silencio
hurgar las sombras recónditas
de nuestro abismo
los monstruos oscuros de nuestros sueños
lo que nunca sabremos
es para que nos espía el cielo
que harán con esa información?
cómo se revertirá en nuestra vida?
esos anónimos dioses
no buscan nimiedades
sólo quieren el jugo de nuestras vidas
sólo se apaciguan con nuestro sacrificio
exigen más que nuestra escasa vida
esos dioses ese cielo
no se tranzan con pequeñeces,
exigen que nos pongamos en altar de ofrenda
su sed es sed
de carne y sangre de alma
de alma pecadora y frágil
con cuero de mujer
alma suave y tersa
envuelta en piel de mujer
amante y traicionera
capaz de verso y adversa
José Guillermo
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 27 de 2020
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