martes, 25 de febrero de 2020
Brisas oscilantes
Las hojas del jardín solitario
que persistían en un inocente no
bajo la incertidumbre de esos vientos oscilantes
sembraban un terror ingenuo
en mi nirvana atrabiliario
y templaban de incógnitas voces
mi elemental discontinuo
El ir y venir acumulaba la energía
volcán de flores furibundas
estallaba en la ardiente mañana
y arrugaba el silencio
con fuerzas inusitadas
que agrietaban la inocente porcelana
con curveteantes nucas fecundas
El no rotundo y repetido
que agitaba la paz de mi jardín arbitrario
único movimiento
en mi nirvánico silencio,
estremecía en onda muda
mi comunidad vacía
de aéreos amantes
única ecuación viviente
que motivaba una búsqueda
entre los fantasmas de la luz diurna
que presidían el discurso
entre mis silenciosas naves
hechas a los gritos absurdos del poema
que florecía sin orden ni armonía
El aire y la luz se rasgaban
con intempestivos espasmos Vivaldianos
y se calmaban con oceánicos arpegios de Bach
para retomar las alegrías Handelianas
entre los profundos cellos
y las angelicales flautas
que ponían el alma a flote de tambores
rosadas sílfides guardianas
compitiendo con las flores
llenaban de danza la quietud
y esa paz estallaba en voluptuosa orgía
trazada en Goyescos colores
de fiestas repentinas
que nerviosas se armaban con la luz
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 25 de 2020
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