lunes, 10 de febrero de 2020

Gotas de fuego



Del alto monte salían rodando
quemando la niña piel de neuronas
gotas cerebrales de encendido carmín
lágrimas de augusto empíreo volcán 
rodaban voluptuosas por su cuerpo de flores nuevas

Eran pedazos de corazón ardiente
desbocados tras los núcleos de mundo
para infundirles música y tiempo
que fraguaban con su piel amante
las eternas diosas sin olimpo

Marcaban letras profundas de amores ingratos
ardían inaugurando sones inéditos
venían de un cielo infernal
al mando de crueles dioses
que sorbían su carne de vírgenes frescas

Subtendían los mapas de universo 
para corroer los márgenes salvajes
donde florecían las orquídeas primas
los musgos más verdes, los líquenes más blancos
por encima de los pasos vengadores de rutinas

Amaban esos nacimientos y pétalos intactos
esas almas de ángeles en ambrosía
sus labios sedientos las devoraban al nacer el día:
su agua, su vitamina, su sostén en abenuz
harían con ellos su mejor poema, su canción de luz

José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Febrero 7 de 2020


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