Iba bien, movilidad pura
de viaje in situ por preciosos lugares,
sensaciones y conceptos recién nacidos.
Muy divertidos safaris y cruceros
sin adicionales costos en vidas y pesos
solo ganancias de virgen extra.
Creo que me hacía falta
volver al desierto y la soledad absoluta,
el gran privilegio humano
voluntad de desierto y silencio
hambre de espacio en creación
como intestina acción de puro pensamiento
Pues era ante todo el pensar
pura pasión de vacío en ciclón
como éter creador, con único freno
la libertad de lo creado
capaz de elegir infinitos caminos
sendas de oro en transiente para futuro treno.
Vacío incluso de sí mismo.
Y la Creación como la gran Beatitud
de la Nada que se complace en el Todo.
Mente Universal en Meditación de Gran Soplo.
Felicidad absoluta de lo vacuo en sismo
que genera en el viaje aguas chispas de virtud
Primero surcaba un mar de ondas matemáticas
al son de mágicas soluciones luz,
en términos de funciones fantasía
con cardúmenes de insólitos colores
y pasábamos por islas de palmeras bailarinas
y arenas en grafitis de coros armonía.
Subíamos por bosques de leche y miel
a los altos de refinados paisajes y lejanas divisas.
Debíamos luego sortear temibles acantilados
y afrontar la malicia de crueles caníbales
que seguían la historia de nuestros viajes,
para culminar en orgías nocturnales
amaban los sancochos de órganos sin cuerpos
y alucinaban fantasías con diosas inmortales,
ninfas glamurosas más allá del amor y el desamor,
sensuales nereidas danzando en lo ultrasensible,
distantes solitarios trazando mapas de Caos
rutas de incógnita en álgebras insolubles.
Caíamos en encrucijadas ambarinas
cual prisiones-paraíso de rejas chocolate
y nos arrullaban vírgenes frescas
en colchones de limpias plumas
donde soñábamos con gestas dantescas
bajo el estro de un ultraterrestre vate.
Volvíamos a los arroyos de materna leche
surtidos de dadivosos róseos pezones
en los esculturales montunos senos,
fecunda floresta de los Andes nuestros,
donde se esperaba al sol noche tras noche
y a mañana y tarde cantaban sus notas cosmos
El toche y la soledad,
los grillos y el gran sinsonte,
en cada alborada de oros o niebla
Acudían siempre al saludo en flores de monte,
liderando los cánticos de infinitos coros,
orquestando en hoy el tiempo de los amos.
Todos esos mundos combustos y cansos
se desvanecían al cruce en vuelo
hacia luz abierta de cielos mansos
por los paladines del viaje en desvelo,
hambrientos de flores en vivos colores,
rara idea y arcano canto en zurdos harapos
cogían al mental vuelo
el sacro temblor al alba
de diamantinas joyas en gotas
sobre oscuras chamizas de hueso
Vistas de esmeraldas, zafiros y rosicleres
cantaban la gloria infinita del cielo beso
Lo otro real simplemente se perdía.
Bajo los surcos y relieves de sus sueños
todo en carbones mustios se sumía
mientras su alma revivía por enteros años,
recobrando los carmines del comienzo,
la fresca inocencia albur del primer día
Era entonces cuando nacía en manantial
la iluminada tarde del remanso ,
do se eternizaba en perenne acuífero
la nocturna fiesta bestial
en que sombras y noche de acero
cumplían al oscuro su sino.
José Guillermo Molina Vélez
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Tributo al Viaje Solitario
Diciembre 13 de 2020,
Enero 10-12 de 2024
Ha sido para mí una buena terapia en pro del sedentarismo de este año de mundiales cuarentenas. POR FORTUNA DISPONEMOS, EN NUESTRO ARSENAL MENTAL, DE TODO TIPO DE PUNTOS DE VISTA Y ESCENAS ocurridas para configurar vívidos paisajes mentales, llenos de geografía y narrativa.
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