maga, hechicera —con su voz de argento,
con su voz vítrea, y cerca a la batiente
tienda de burda tela, cuya lona
cuán bien hubiera ido asida a un grátil
de nuestro brick, o enarbolada al astil
del gonfalón, de nuestro brick pirata,
y en victorioso asalto o en pávida derrota!
Cuando se advertían los bordes en niebla
de una ardiente burbuja
toda llena en su interior de vibrante selva
hecha luz de verbo y prima habla
fundante del sortílego pasar en fuga
donde alentaba palabra primitiva
en brasa poemática inflamada
por "tejido de armonías perdurables".
Hablaban y conspiraban sueños secundarios,
mientras una gota de luz y presente
se pegaba de algún fragmento real,
en su brick pirata por piélago fantástico,
para urdir evento con sedas de mente.
Sumergida en burbuja celestial,
surcaría esta minucia de conciencia
las oscuras aguas del sueño idílico.
Entre las nefandas marineras colchas
invocaría a diosas de nombres enibrantes:
Lilith, Xatli, Budur, Loreley mi hechicera
entre las islas de carbón fascinantes
del mago orfebre de las nostálgicas endechas,
quien imperaba en simple Barataria,
esculpiendo las letras de nota entera
que danzaran en los nuevos himnos inaudibles.
El repartía diosas entre poetas,
ríos entre anárquicas montañas,
musgos entre solariegos bosques,
y a él volvían embaidoras sirenas,
suspirando por su amor y los piratas,
la aventura, el embrujo y el nuevo nacimiento.
Con matinales besos, las flores dejaban las noches
y le traían el lozano conocimiento.
Y le invadían en la tierna luz
"en victorioso asalto o en pávida derrota",
según designio del alba caprichosa,
o lo sumergían en la sombra más espesa
para descansarlo de todos los seres
y dejarlo a solas con su alma azul,
vecina del cielo de licores,
donde ardían nobles sus versos de abenuz.
José Guillermo Molina Vélez
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Diciembre 2 de 2020
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