sábado, 4 de septiembre de 2021

Una obra, un hijo más que se va



Ingratos como los hijos 

son las obras de nuestro arte:

Les sucede el gran vacío y la añoranza,

en el corazón se abre un gran foso

y el desafío de gestar algo nuevo 

que supere en cielo y esperanza

al colino ya  perdido

y arrancando de la completa ignorancia

 alcance el pleno gozo

de una existencia libre


toda obra empieza tímida

en lo ignoto e incalculable

desde el vacío nos arrebata 

lo mejor que nos cruza

y se da a la huida:

cualquier pájaro, flor o dulzura 

que por azar visita este oasis

se vuelve suyo sin posible excusa

nunca se logra detener una demanda del pirata

obra o hijo, solo quieren nuestra ascesis


es una ley de campo abierto

de dominios líquidos sin fronteras

nacidos en musgosos montes 

y que llegan a salvajes mares

es lo justo:

que nos dejen y sean del salvaje mundo

nada tiene por qué permanecer nuestro

solo llegar a poseer nuestro sayal vacío,

emblema del sacro silencio

en que marchamos por cosmos siniestro


a medida que producimos en luz de negros cielos

nuestros brotes de felicidad impía

se reduce nuestro espesor

y aumenta nuestra veloz sangría

nuestra liviana e impersonal fuga

¡benditos sean los que lograron salir de nuestro seno

con vida propia de estrellas libres

aligerando nuestro equipaje de dichoso tránsfuga

experto en asaltar solitarias cumbres

donde brillan en oro versos nuevos!


allí vuelan con bellos colores

los pájaros más abstractos

en las últimas luces de fecundos días,

lejos ya de alimentarias pasiones

y ordinarias costumbres

con las alas propias y las ansias

de nuestros antiguos sueños

quemándose entre sitibundas fiebres

que imaginan en secas tormentas

el fulgor de nuevos soles


José Guillermo Molina Vélez

San Pedro de los Milagros, Finca Franja Lunática

Septiembre 4 de 2021




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