martes, 3 de noviembre de 2020

Voz futura



No dejaría hablar al pasado.

Sólo darían su nombre los eventos no acaecidos

y me traerían el aire fresco de seres desconocidos.

Quería que hablara el yo que no conocía

quizás el que desde niño 

hubiera sido pero se mantenía al margen 

bajo la presión del pasado agobiante


Para ello tenía que hacer un silencio blanco

y que arribara esa nieve callada 

de los seres que vendrán después de mi

que prescindirán de mi ruta pasada

para ser de lleno sueño loco

de algún astro en su volcánica formación

con el noble cristal, el carbón y el marfil.


Llegaría así una rara flor del cosmos

de metálicos pétalos,

con carnosos labios y eternas semillas,

que devoraría las voces antiguas

escritas en pasiones de memoria

y alfabetos de animales

afines a viejos amores y odios.


Su voz poema de abstracto ángel

penetraba musgos, bosques y desiertos

con nueva escritura de lluvias en maná

y ahora nacerían celestes figuras

nunca imaginadas ni en esos éxtasis

de los más encumbrados humildes santos

que vivieron de sobra en pasadas tierras.


A su paso, el corazón de enredo y cizaña

se placería en arpegios de amplias sedas

entre regulares ritmos de Bach

y emocionados alegros de Vivaldi

del todo afuera de las groseras hordas

y navegaría los galácticos mares

en búsqueda de celestial dueña.


Suplicaba en esa nueva lengua

que me trajeron los ángeles del cielo

al núcleo ígneo de la montaña

sacrifiqué las fogatas de los lares

que iluminaban en silencio naranja

las combustas historias de los hogares

por ver nacer canto en astral fragua


José Guillermo Molina Vélez

Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes

Noviembre 1-3 de 2020


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