Sol final y viento arisco
Rizan las ondas del ocaso
dibujan camino de oro móvil
Vía del éxtasis intrínseco
Sobre el Aqueronte ardido trazo
Cifrado paso entre el Este y el
Oeste
Por do vagan almas al poniente
Mientras rocas y flores bogan por
senda núbil
Al sueño oscuro del sol siguiente.
Identidad de vida y muerte
Sobre la línea de flujo
En que entre brumas y sollozos
construye la tierra su poema brujo
hecho de tiempo en costura de tropiezos
esquivo peán en clave de suerte
irreversible danza de inconexos pasos
que saca futuro de carbones ya combustos
Desde el Sur o desde el Norte
En confluencias espirales
De Alisios tropicales
Inspirados por caracoles en resorte
que van y vienen buscando la canción
ágil columna del son.
Ese viento que solo hace canto
Y traza la línea de insignificancia
La elegante avenida de monedas brujas
Dorado camino de incandescencia,
Alado intempestivo manto
de olvidadas huellas
Por do queman sus cifras
Y a manos llenas regalan sus musas
Los costeros dioses del ritmo:
Deshacen sus llamas en éxtasis de
risas.
Lontanas sílabas caían en agujas
Y componían la legendaria cántiga
Que anudan de prisa sirenas y
medusas.
Las dictaba un suave Sereno
Bienaventurado Céfiro incorpóreo
Portador de dulzuras y voces‑poema
Jugando al extravío pleno
Que marcan el paso a los ángeles de
calma.
Las dicta y las ensaya y las calibra
Para la danza de nómades almas
Las fortuitas células bombas
Preparadas en hornos cábalas
Por trucos de sufrida historia
Grabados en la noble fibra
De los pétalos de cantantes rosas
En sidéreo rito de crepúsculo
El viento cesó de repente.
Los últimos soplos del día
Se tejían de cromatismos
Y pasteles estacionarios,
Captados en soberana ataraxia,
Como límite de perpetuo instante
En que entre sombras brilla la
galaxia
Y entona la noche su homilía.
En tropel oscuros tonos corrían
En cardumen ululaban
Y entre cielo y tierra dudaban los horizontes
Aleteando como murciélagos
Dueños de la noche entre los montes
Precedidos de sangrientos violetas
Que de toda luz huían
Para hundirse en los mullidos brazos
de las sombras:
Era el afán de locas marionetas
Apuradas por encriptados susurros de
los magos.
Lanzadas a destajo entre sus trucos
Perecían por millares como moscas
Caían a montones como veraniegas
plagas
O se hundían en la negra toga
En olas de luto
como Goghianos cuervos
que dibujan el inasible universo
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