Halaba mi alma por lejanos cielos
sin ancla, sin nombre
solo alma disuelta
en gozosos himeneos
al ritmo de su voz, íntima de mi sangre,
navegaba los océanos espirituales
y cataba del éxtasis ese gozo en vida
que llenaba de felicidad nuestro presente
enrumbarme a su corazón ingrávido
en cualquier rincón del universo
me inunda de un viento suave de beatitud
un viento de inmanencia y absoluto
brisa incesante que arrastra muy lejos
a mapas desconocidos sólo de paso
donde se escucha la letra fugaz
de infinito poema sin nombres
canción de notas nómades
que divaga por los hondos cielos
sin referentes ni sentidos precisos
ni siquiera un poema que las amarre
sólo polvo cósmico libérrimo
destinado al gozo profundo
de un éxtasis anónimo
que cala del ser lo más hondo
igual al frugal beso de su boca en flor cerezo
el inaudible te quiero de sus labios de llama
entre el sueño metafísico que nos acunaba
sobre las plumas calladas de nuestro abrazo
su alma de pétalos inconsútiles
suavizaba cualquier mar bravío
a su paso amainaban tormentas en rocío
y caían rendidos mis versos en sus naves
José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón, Finca Villa Mercedes
Agosto 2 de 2020
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