Se olvida la vida después de un tiempo
La vida que tuvimos antes
Y que vivimos plenamente como si nunca fuera a pasar,
de pronto se objetiva y se recoge
como una perla más del collar de nuestros recuerdos.
Las cosas que eran nuestros tesoros más preciados,
nuestros presentes de Paraíso,
Son como perlas vivas
en el collar de nuestra historia
que exhibimos con orgullo.
Si se deshace el nudo
o con una grieta se revienta el lazo,
entonces todas se dispersan por el suelo
hasta los más remotos y oscuros rincones
donde ya nunca serán halladas
y ya nunca volvemos a encontrarlas.
Amores y desamores
se van trenzando en negras y blancas
hasta algún día aciago
en que se deshace la cuenta
damos un nuevo paso
y se abundan las aguas de nuestro Leteo:
vuelan las perlas al cielo del tiempo
como ángeles transparentes,
recobrando la luz nuestras almas sucesivas
de cuando aún tenían la humedad del mar
sólo querían estar junto al mar
y sentir sus frescas orillas y sus olas de danza
Y seguimos adelante.
Y con el tiempo, olvidamos incluso cómo eran las perlas
Y qué hacía su forma y su diferencia, sus tonos aguamarinos.
Al menos podemos intentar catar este olvido
Y beber las aguas del eterno Leteo.
Es puro aire fresco curarse en este olvido.
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