jueves, 25 de enero de 2018

Bendito seas

Bendito seas dios del universo sacro
padre putativo de mi locura
gestor de mi inocencia simulacro
y autor de mi condona bien segura

Tu que habitas el antiguo Olympo
o mi nuevo Tobón de Soledades
y ardillas e irreverentes guacharacas
puro indio de la América de los Andes
donde gallinas reciben a los sudacas
y huevos orgánicos del campo
nos enarbolan de grandes erecciones
y arman nuestras huevas con la miel bendita
que extraña todo habitante de ermita
del primo y odioso mundo de condiciones

Por qué me bautizó Afrodita
por qué te conocí amor mío
por qué me hirió tu lengua bendita
por qué por qué
creo que ya jamás descansaré
eres mi acicate
mi perenne aguijón
el pique ebrio de mi cuerpo impío
que ya iba a reposar de comezón
y de todo mundanal embate

Creo que tu nunca me dejarás entrar en reposo
eres la chinche divina que me mantendrá alerta
camino de la escuela
y camino del divino pecado moso
del que sólo son digna secuela
los hijos de la virgen abierta

Nuestro es el pecado enorme
de haber gustado a dios y a la dicha
al cielo con su azul indiviso
sus astros y ángeles sin igual
aquel jugoso pecado informe
de tenerte enfrente dulce ficha
a pleno sol lejos de las costas
con tu almejita dual
de cruciales puertas
por las que se atraca al paraíso


José Guillermo Molina
Enero 25 de 2018
El Corazón - Medellín

cuando se secaron todas las frutas

al fondo del estío
con el calor más intenso
a cuyo ritmo se iba toda fuente
sin esperanza, nacía un poema 
pura flor de final fracaso 

producción neta de vacío
era el amor sin interés
el amor sin prueba inmediata
el amor que sabe esperar frutos de alma
aunque el desierto haya matado al inocente

cuando se secaron todas las frutas
del mercado y la demanda
nació esa fruta espúrea
del más tierno corazón
la más rara y menos esperada

llevaba en su interior 
el vino más añejo, 
néctar en extremo dolente
fraguado al crisol
de la esfera más cerúlea

llevaba en su carmín intrinseco
el más dulce manantial
tallado entre chispas vivas
de virginal diamante 
en que lucían dioses secretos

José Guillermo Molina
Enero 23-25 de 2018
El Corazón - Medellín

sábado, 20 de enero de 2018

Palabras mudas y ojos ciegos


Los rostros de todos aquí en el taller
hablaban mudos tras los vidrios
tras la pantalla inexpugnable
de mi gélida inhumanidad,
empeñada con toda su sangre en demoler.
Todos se me aparecían gesticulando sin voz
desde el fondo continuo de un espejo solar
que viajaba en mis ojos dos lagos antiguos.

Todos  se  volvían  mis  dobles,
mi  no‑ser en legión de marionetas
al contacto de ese cuero intangible
que devoraba sus llamas‑esencias
dejando apenas abstractas siluetas
vacías de Selbst y pira intrínseca,
apagadas en su volcán corporal,
dispuestas a cualquier acción virtual
que urdiera en escenas de astucias
mi inquieta rueca amante del dual.


Yo me llevaba sus fulgurantes almas
                              de pieles frescas,
a abrazar a Dios
cuando viajábamos al infinito
o a abrazar la nada,
                  los hoyos oscuros
cuando íbamos a menos infinito
registrándose ambos viajes
en inextiguible fósforo
dentro de nuestro cerebro inmenso
como un perpetuo viaje de regreso
… muy lejos de finitos campos de arroz

Entonces se ponía de relieve lo importante:
QUE COLECTIVAMENTE ÉRAMOS,
A GRAN ESCALA
UN SOLO TAPETE-OJO
LA LUZ DE LA RAZÓN
que declinaba en objetos
el dolor transubstancial de Ver
que almacenaban en néctar
o abrigaban con celo las palabras:
un solo tejido de sensibilidad
en músicas de fantástico avatar
tendido sobre la tierra borboteante,
                       a modo del gran ojo del Ser

contra el Afuera en dolientes espasmos,
engastado en los Océanos de la Noche mineral,
leve luz de una gran conciencia
intermitente entre tormentas de diamante
que conducían la marcha de los astros
por sutiles sendas de inocencia
bordeadas de siniestros abismos .

El Innombrable vuelto Ojo sin Párpado
sembrado en baldío solar
Ojo‑oído que percibía
Al compás de un hondo silencio
Las harmonías celestiales
Que se ofrecían en jardines de alicante.

Nuestra escasa luz guiaba
En la medida en que trancaba y estorbaba.

Constituimos un aborto del espíritu
Su único rastro
testigo del viaje "in situ"
de la voluntad de contemplación,
de la pura Autocontemplación.
Somos el quiste en la marcha unánime de los átomos,
el cáncer inconsumible del pensamiento.
No dejamos de nacer allí como excrescencia,
como el gran obstáculo en materia obscura
que le obligaba a carcomerse infinitamente,
y a nacer cada vez más lejos de esta carcoma
en un tiempo escaso de volátil curvatura.

Somos el ojo de pura luz ciega
fenómeno de música pura

…Pero somos intervalos vivos
De átomos musitando
Átomos cantando y floreciendo
en armonías de Handel o Vivaldi
profundos himnos en clarinete del místico Mozart 
y los gitanos Sarasate y  Brahms
sortílegos poemas de Leo o de Valery
surtiendo en ritornellos de flauta o fagot
o estremecidos violines de luz
al ritmo de un Schubert o un Dvorak
O amantes y sedientos
nocturnales versos de Juan de la Cruz.

Reciclando algún Papelucho de los años 70
Con aleluyas esporádicas del 2008
bajo el ciberojo de los 2013
y la supervisión final de enero del 2018
José Guillermo Molina

jueves, 18 de enero de 2018

Camaleón Señalado



Pasar desapercibido
Como el camaleón:
Lucir seco y ocre
Entre hojas secas
Y verde acre,
Entre hojas frescas
Atento a la bendición
Del oro redimido
Al paso consagrado
Del desparecido.

Oculto a plena luz
Secreto en simple evidencia
Incomprensible
Sin posible clave ni cruz
En perfecta correspondencia
Con el entorno mudo
Hecho silencio en éxtasis puro
Solo pendiente en crudo
Del florecido espacio amable
Sin amores ni odios al trasluz

El corazón bien vivo
Pero en nirvana neutro
Tan solo átomos de poema
Desentonaban y se escapaban
Imprudentes quebraban
Silencio y calma
Y con bulloso torbellino
Tiznaban de nostalgia la pradera
Suscitaban el paso repentino
De alguna potencia hechicera

El cosmos en derredor
Perdía su uniforme
Los escondrijos brillaban al sol
Lo pequeño se volvía enorme
Y sin valor todo camaleón
Toda existencia alzaba su grito
Y del suelo en llamas salía un son
El salvaje iris multicolor
Desnudaba a Tellus de mito
Dejando sólo su viaje informe

José Molina
El Corazón
Enero 17 y 18 de 2018

martes, 16 de enero de 2018

Ninfa musical


Despeñado por indescifrables
Cuestas de número ofensivo
De grietas como abismos
de rocas sordas sin sonido
de caminos olvidados de armonía

Iba ya sin lágrimas
Por los senos de la gran melancolía
lejos de cualquier nombre, en anatemas
por mis viejas rutas de desierto
vestido con el polvo del silencio

cuando se me ofreció incierto,
en erótica curva, de repente
bordear los gráciles muslos
de  mi amante-niña
mi fiel princesa de soñado nepenthe 

engarzado en su música narcótica
la de la lisa
dorada piel de ninfa
terminada en angélicas sedas 
o en titánicos garfios de virgen pornográfica

Y caí en un mar de eterna dicha
rodeado de sus mágicas caricias
sin salida y para dónde
si todo en torno 
tenía el color de su sonrisa

y luego, en tiempo carbón
sin dios ni perdón
quedé preso con dulces cadenas
en esos diez musicales duendes 
capaces de todas las cadencias

ella operaba todas las transformaciones
en un espacio ágil experto 
en mutaciones de delicia
que usaban sonoros cromatismos
para llevar mi piel a cielo cierto

entre temblores de rudos guarismos
hechos al calor y la albricia
de volcánicos ritmos
que a mi alma plena
condenaban al plácido amor


José Guillermo Molina
El Corazón
Enero 16 de 2018

lunes, 15 de enero de 2018

Nada ocurre

La hosca luz en flagrante retirada
de la tarde esquiva que en el azul muere
dicta girones de letras miserere
que componen en volátiles arenas
el adiós al día que se ha vuelto nada.

Contra el negro de la noche, un gran mecenas
surge en crueles oros de diurnas cenizas 
ofreciendo ardores de soñadas niñas 
que dibujarán en abstractos pétalos
delicias nocturnas en amantes rosas.

Salen a cantar los búhos en sus palos,
en oscuros pastos brillan luciérnagas,
celebran el sacro festín de la noche,
se sueltan los sueños de prietas arrugas
y despejan de nubes fimbrias de cielos.

A su amparo, se desbordan en derroche
milenarias pasiones de oscuros cuerpos
y se cantan serenatas en romanche
por do fluye en fruición corazón de antropos
convertido en fuego de secreto pacto.

Y de nuevo, con el sol brotando al este
se inicia el pequeño día de hambre electo
las multitudes luchando su pan compacto
hecho con la harina que sobra al oeste
y el gran resumen neto es que nada ocurre.

José Guillermo Molina
Enero 14-15 de 2018
El Corazón

jueves, 11 de enero de 2018

Vidas previas. Migrancia de conciencia. Nubes de rostros

vidas que han sido bajo el manto del olvido
hemos pasado mil veces por los vientres del leteo

y el fértil olvido nos produce siempre nueva cara
nos tiene lista cada vez máscara nueva en el carnaval del mundo

nos envía estrenando a la fiesta que se celebra  cada año
a condición que hayamos olvidado y seamos otros

la vida nos usa para su baile de cada noche
nos usa y luego nos tira, nos deja a un lado

se rie de nuestras creencias cuando nos creemos alguien
cuando registramos alguna continuidad

para ella solo somos el disfraz del momento
la voz cantante, sin identidad ni continuidad

creámosnos o no los mismos día a día
ella inmisericorde juega con nuestras conciencias

no cesa de cambiarnos y teletransportarnos
aceptemos o no, de gusto o de susto

nuestra racionalidad es esencialmente discontinua
habitamos el espacio de lo discreto

ocurrimos en cuantos incomunicables
que nunca vibrarán en fase.

somos multitud incognoscible e innumerable
nuestro nombre e identidad es pura ilusión

día a día, noche a noche
se mueven los mojones de nuestra propiedad e identidad

entre dos respiros, siempre se ahondan abismos de conciencia
y se nos obliga a coeexistir en mulltitudes incongruentes

en las noches, al reposo de nuestra guardia,
nos inundan tribus y hordas desconocidas

esta condición de migrancia perpetua
esta dinámica aérea de nuestra conciencia

es la clave misma de nuestra felicidad
el elemento natural de nuestro paraíso

la asincronía en que viven nuestras multitudes
es nuestra oportunidad de vida feliz, el color de nuestro gozo.

la prisión de una personalidad fija
da el triste color de la neurosis

la vida ocurre siempre en rostros
pero variables como mutan las nubes

José Guillermo Molina
Enero 10-11 de 2018
El Corazón

miércoles, 10 de enero de 2018

Piedras vivos altares

Los errores del hombre se esculpen en la roca
Mientras sus virtudes se escriben en el agua
William Shakespeare
Las piedras tienen vida,
son costras,
entumecidas pieles a la deriva
de vidas persistentes,
guardianas de las fuentes
do preciosas cifras fulguran,
mientras un nuevo héroe en caracol
rememora adagios de canciones nuestras
sinfonías remotas del antiguo sol,
esculpidas en etéreas partituras

por astrales inconsultas Parcas
incansables hacendosas huestes,
desprovistas de manidas figuras,
enrutando herméticas arcas,
que encerraban un ciego Dios
cuya luz llenaba de ser lo existente,
un lleno escrito con vacuos en contrastes
un ser escrito en burbujas
de no‑seres delirantes,
ardidos en febriles silencios.

Piedras limpias y virginales
 serán nuestras vidas futuras,
lápidas inminentes,
seguras Cartujas
del ensueño y el letargo azul,
altar del gran rito
donde se juega sin cesar,
en justiciera balanza,
el perpetuo azar
de existencia en grito,

al filo intenso de la danza
en que la molían crueles guarismos
desgarrada virgen en tul,
en cuyo vientre jugaban sus dados los Hades
su pureza de Princesa ofrendada a los Abismos
por los Guardianes del Mito
entre poros‑pozos‑paroxismos
de las mesuradas Madres‑Montes.

Las piedras siempre altares
Formaban la existencia
en redes de cristales fijos
con movimientos nimios
en hipotéticos vergeles.

Las piedras amorosas
guardianas netas
tan tranquilas, tan eternas
de auténticas líquidas escrituras
capaces de toda potencia de varianza
grababan el testamento en cifras
del gran pasado de migrantes 
almas‑nombres-láminas
que componían en meteoria
su vacilante paso imperceptible.

Las Piedras son antepasados expertos,
Pedazos de nuestras caras lisas
con más de cuarenta visitas
a los profundos hornos
del Macma justiciero;
las piedras son nuestros sellos purificados,
perdurables adornos acrisolados,
imborrables estigmas que nos distinguen
y nos enumeran sin posible cuenta
en el viaje certero
a profundas superficies de soles internos
números insondables,
insalvables, inevitables
que nos devuelven a corrientes paralelas:

pasar por los hornos
era vivir la absoluta individuación
el cuerpo absoluto en acuarelas
de vetas puras, primigenias
sin órganos, sin pactos
la única experiencia del átomo en cocción
bordeando en dorados contornos
sus centros vacuos
donde imperaban microdelirios
 que anudaban el sentido,
componían los continuos
con la pérdida de viejos juicios.


Nuestra triste miente‑mente que olvida
en seguida
y traiciona y delira
y quema en honor a las piras
del inmenso cosmos que en silencio llora:
¿Cuánto más duraría el viaje,
la sinfín errancia
sin el debido traje?
 ¿Cuánto más
En arena que desmorona?

¡Cuánto más, Usargot,
Cuánto más viajáramos por la eterna esfera!
¡Tanto más cerca de aquesa mujer de Lot!
En éxtasis de piedra
O congelada cera,

¿Cuánto más se extendería esta transmutancia
entre harapos sin nombre,
loca saga entre girones de alma
cuyo mutismo a nadie enamora,
ni en piel de mundo alucina
sino tan sólo entre cielos y leteos
sin salida involuciona?

¿Cuándo al fin vestiremos
el sayal austero,
de preciosos cristales altaneros,
el sayal de aceros
en lámina templada,
o el cifrado sello fósil
para atravesar las atmósferas de hielo
en busca de amante en huida
o la buhída amada
en nocturno vuelo?

O lisas y pulidas
brillantes cornubianas,
amantes de las aguas rumorosas
de sus coros de gotas
y caricias de láminas en lenguas
de los vientos con sus prisas y quejas
sus sacos de palabras
de mensaje único.

Después de los fuegos
e inauditas presiones
de sus metamorfias circulantes
por macmas y volcanes,
sólo les hablaban,
los vientos, las aguas de cielos
los aromas de vegetales almas
del milagroso paso inevitable
con el que aún brillaban efímeras
de flores y leteas canciones
las vagarosas praderas
que palpitaban de sueño y añoranza

Amantes del silencio espléndido que las aplanaba
en altares impenetrables,
 en el seno de un tiempo primordial
en éxtasis bendito
desgranando rosarios de instantes
que le tejían a la tierra un manto de oraciones
un cuerpo difuso
levitante lito
 de vacíos y ausencias
en gran himno colosal
que entonarían en coro las mujeres de sal.



José Guillermo Molina
Medellín, El Corazón
Julio 20-24, Agosto de 2008
Marzo, abril de 2013

Enero de 2018